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 miércoles, 05 de enero de 2005  
Se entregaron los rebeldes ultranacionalistas en Perú
La acción militar debilita el sustento político del gobierno

Lima. - La crisis desatada por la acción militar del Movimiento Etnocacerista en la ciudad de Andahuaylas terminó ayer con la rendición de decenas de rebeldes que exigían desde el sábado la renuncia del presidente peruano Alejandro Toledo. El grupo de ex militares ultranacionalistas fue trasladado a primera hora de la tarde de ayer en ómnibus a una prisión, después de que en la madrugada anterior fuera arrestado su líder, Antauro Humala, cuando acudió a negociar con mediadores. Pero en el Perú quedaron sembrados interrogantes para los que no parece haber respuestas de momento.

Los cuatro días de toma de la comisaría dejaron en total seis muertos, cuatro policías y dos militares reservistas que se sumaron a la sublevación, además de varios heridos.

El director de la Policía Nacional, Félix Murazzo, señaló que ninguno de los rebeldes resultó herido en el momento de la rendición, acordada en la mañana y concretada tras el mediodía. En tanto, el mayor retirado Antauro Humala fue interrogado ayer en la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote), en el centro de Lima.


En la cuerda floja
El primer interrogante que plantea este levantamiento se refiere a si el débil gobierno de Toledo, rechazado por alrededor del 90% de los peruanos, será capaz de capear temporales hasta julio de 2006, cuando debe producirse el relevo tan anhelado por amplios sectores.

Hasta la noche del 31 de diciembre, la mayoría de los analistas coincidía en que Toledo, que caminó siempre por la cuerda floja, podría llegar al final de su mandato con sólo mantener un perfil bajo y reducir sus errores diarios, pero la acción "etnocacerista", si bien no llegó a comprometer nunca la continuidad del gobierno, demostró que las grietas crean un terreno movedizo.

Mientras algunos analistas destacan que salvo alguna excepción no hubo movilizaciones populares a favor de los rebeldes, otros resaltan que a nadie, en ningún lugar, se le ocurrió salir a las calles a manifestarse en pro del gobierno o del sistema democrático, con lo que la defensa de éstos se limitó básicamente a las voces del establecimiento.

La pobreza que agobia al 54% de los peruanos y que en el caso de un 24% llega a condición de extrema, la desesperanza que hizo de la emigración el sueño más coherente, la marginación que aisla a las mayoritarias masas de ancestro indígena, el bajo nivel educativo y la vigencia de un modelo económico que se enfoca en lo macro y posterga lo micro son señaladas por expertos como las posibles causas.

La desazón por un gobierno que llegó al poder en medio de grandes esperanzas no sólo golpea a Toledo y su partido, Perú Posible, sino que además, según las encuestas, crea profundas dudas sobre las bondades de la democracia y abre puertas a opciones autoritarias, la más clara representada en el ex presidente Alberto Fujimori, con fuerte presencia en los sondeos a pesar de los antecedentes de corrupción y abusos.

La toma de la comandancia policial de Andahuaylas generó así identificación con la causa de la renuncia de Toledo y de paso agigantó la imagen de incapacidad del gobierno, que no anticipó la acción encabezada por el mayor en retiro Antauro Humala, a pesar de que múltiples evidencias la hacían previsible.


El rol de los Humala
Otra incógnita es la fuerza que pueda tomar el Movimiento Etnocacerista, cuyo líder, el teniente coronel en retiro Ollanta Humala, se suele mover con una cautela mucho mayor a la de su hermano Antauro, junto a quien saltó a la fama cuando en 2000 encabezó un fracasado intento golpista contra el entonces agonizante régimen fujimorista.

Ollanta Humala, dueño del carisma, mesura y coherencia ideológica que no acompañan en grandes dosis a Antauro, anunció ya su ingreso directo a la política y la fuerza que pueda tomar se verá en los próximos meses, aunque de momento ni siquiera pudo reunir las firmas para convertir al Movimiento Etnocacerista en el Partido Nacionalista Peruano.

Los partidos opositores, afectados por el desprestigio que castiga a la clase política en general, tampoco parecen tener respuestas para los múltiples problemas del país, y ahora tendrán que mostrar capacidad para enfrentar una eventual emergencia del Etnocacerismo, en momentos en que la lección de la experiencia violenta de "Sendero Luminoso" parece quedar poco a poco en el olvido. (DPA)
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Integrantes del grupo Etnocacerista abandonan la comisaría de Andahuaylas.

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