Ruidos, peleas, profilácticos y hasta un cajón de muerto

El funcionamiento del cabaret La Rosa en Córdoba al 3400 despierta todo tipo de suspicacias entre los vecinos del lugar. Pero sólo se atreven a hablar con la prensa después que se les asegura que no se publicarán sus nombres ya que están convencidos que "detrás de esto hay gente muy pesada". Una vez que se llega a este acuerdo las anécdotas que rodean a la actividad del bar se disparan en todos los sentidos. "Ya hemos pasado de todo: música, bocinazos y peleas hasta cualquier hora, profilácticos usados esparcidos por la vereda en cantidad y hasta una vez entraron un ataúd que después nos enteramos que se usa en los shows", relató una vecina.

El año pasado ni bien comenzó a funcionar La Rosa los frentistas de la zona se organizaron y enviaron notas tanto a la Municipalidad como al Concejo pidiendo la clausura del lugar. Lo propio hicieron los socios del Club Atlético del Rosario (Plaza Jewell), disconformes con la actividad que rodeaba el funcionamiento del bar. "La actividad comenzaba a las 5 o 6 de la tarde, cuando a esa hora el parque de enfrente estaba lleno de chicos", recordó otro vecino a la par que admitió que "últimamente abría más tarde y, además, en la puerta había dos patovicas que tenían las cosas más ordenadas".

Sin embargo, esto no llega a conformar a quienes viven en las inmediaciones del cabaret. "Este no es un lugar para que funcione algo así: a metros está el club, el colegio Mirasoles, los chicos van y vienen y se cruzan con los clientes del bar, con los travestis y prostitutas que andan por la puerta y con los preservativos que dejan tirados por todos lados", advirtieron.

Sin embargo, después de los intentos de enviar notas a distintas autoridades donde se llegaron a juntar centenares de firmas desistieron de insistir sobre el tema. "Lo que pasa es que nunca nos dieron ninguna respuesta y, además, todos saben que detrás de este lugar hay intereses muy fuertes. ¿Qué podemos hacer nosotros?", se preguntan.