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 miércoles, 01 de diciembre de 2004  
El partido más difícil de Pezzotta: en su vivienda y contra dos ladrones
El árbitro internacional fue sorprendido cuando entraba el auto al garaje. Sus dos hijos y su mujer dormían

"Fue un momento desagradable, pero por suerte a nosotros no nos hicieron nada malo y los nenes dormían. Gracias a Dios ellos no se enteraron de nada". El árbitro internacional de fútbol Sergio Pezzotta describe con esa frase la situación que enfrentó con su familia cuando dos hampones armados se introdujeron en su casa de Cerrito al 1100 y permanecieron allí durante casi 20 minutos. En ese lapso, los maleantes se apoderaron de unos 300 pesos, ropa deportiva, alhajas y electrodomésticos de poco valor. Después huyeron.

Sucedió entre las 2.30 y las 3 de la mañana de ayer. Pezzotta, de 37 años, había compartido una cena con amigos fuera de su casa. A la hora del regreso, el árbitro llevó a uno de sus compañeros hasta su vivienda y luego encaró hacia su casa. La finca tiene dos plantas y un garaje, y está situada en Cerrito entre Mitre y Sarmiento, en el macrocentro de la ciudad. "Este es un barrio tranquilo, no suelen pasar estas cosas. Por eso estamos sorprendidos", contó el juez de primera división que vive allí hace cuatro años.

El asalto se produjo cuando Pezzotta ya había introducido el auto dentro de la cochera de su casa. "Cuando llegué y abrí el portón no vi a nadie", comentó el referí, ya un poco más distendido después del mal trago.

"En el momento en que cerraba el portón aparecieron dos tipos. Uno enseguida se llevó la mano a la cintura y sacó un arma de fuego. Estaban vestidos con vaqueros, camisas y llevaban un sombrero tipo Piluso y una gorra con visera con la que se cubrían las caras", describió el juez. En el momento de la irrupción de los hampones, la mujer de Pezzotta y los dos chicos, Guido y Bruno, dormían en la planta alta. Las criaturas tienen 5 y 4 años, y el mayor dormía con su mamá.

"Lo primero que les dije fue que se llevaran lo que quisieran, pero que no subieran", admitió Pezzotta. Es que, además del susto que podrían llevarse los nenes, el árbitro temía por la integridad física de su mujer, que está embarazada de cinco meses. Pero no hubo caso. Los asaltante le quitaron la billetera, donde tenía unos 300 pesos, y después subieron hasta los dormitorios.

"Querían más plata, aunque yo les decía que lo único que había estaba en la billetera. Incluso les abrí la caja fuerte, donde sólo había papales, para que vieran que no mentía. Pero insistieron y por eso me llevaron para arriba", contó el hombre de negro, quien el domingo último dirigió en Bahía Blanca el partido entre Olimpo y Quilmes pero que ganó fama el 16 de mayo pasado cuando en La Bombonera dirigió el clásico Boca-River por la 14ª fecha del torneo Clausura.


Sin vinculaciones deportivas
En ese sentido, el juez descartó que los delincuentes lo hayan reconocido por su actividad deportiva. En un momento de la cortante y tensa conversación que mantuvo con los intrusos, éstos llegaron a preguntarle a qué se dedicaba. "Les dije que era árbitro de fútbol, pero no dijeron nada. Creo que no me reconocieron", agregó.

Una vez que estuvieron en la planta alta, Pezzotta fue conducido hacia la habitación donde estaba su mujer y uno de los chicos. El nene no llegó a despertarse a pesar del alboroto que causó la aparición de dos extraños que encañonaban a su padre. "A pesar de que nos amedrentaron con el arma, no nos golpearon, y hasta diría que respetaron a mi mujer, que estaba desnuda y le permitieron ponerse algo de ropa encima", añadió.

Tras ello, los delincuentes maniataron a la pareja y se dedicaron a revisar toda la casa. Así lograron apoderarse de indumentaria deportiva, especialmente camisetas de fútbol que el referí va coleccionando de los partidos que ha dirigido, cadenitas de oro y otros elementos de la casa, como un equipo de videojuegos.

Luego de completada la faena, los maleantes huyeron y la pareja pudo desatarse sola para llamar a la policía. Durante la mañana de ayer, Pezzotta estaba un poco más tranquilo. "Lo mejor fue que los chicos ni se enteraron de lo ocurrido. Ahora no sé cómo explicarles que se les perdió la Play Station", confió.
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Pezzotta dijo que lo que más le preocupó la integridad de su mujer y sus hijos.

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