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 viernes, 26 de noviembre de 2004  
El arma de la contradicción
Un cantante que muy pocas veces baja las defensas

"Yo uso la contradicción como método", dice Adrián Dárgelos. Y se nota. Discutidor como pocos, el cantante de Babasónicos plantea cualquier charla como un campo minado. La mitad del tiempo está a la defensiva, la otra mitad juega al desconcierto. Primero descalifica las preguntas, pero después se enreda a hablar del tema en cuestión hasta el infinito. Cuando recuerda, sin embargo, Dárgelos baja por algunos minutos las defensas. "Lo único que queríamos con Babasónicos era ser diferentes. Cuando empezamos yo lo daba todo por perdido, digo, daba por perdido convertirme en abogado o algo así. Sabía que iba a ser lo que quería. Nosotros no íbamos a entrar en ningún juego del sistema. Tenía que encontrar una forma de operar en él sin estar adentro. Me parece que el rock es una de esas formas", relató.

Antes de formar la banda, Dárgelos tenía más sueños de escritor que de músico. "Eso fue a partir de los 16. Me gustaba escribir novelas, pero escribí ensayos, de todo. No guardé nada de eso, algunas cosas las tengo en la memoria. Ahora utilizó todo el tiempo que tengo en leer, no en escribir. No tengo ambición de escribir, no es que quiera dejar una impronta", aseguró. El cantante agregó que "el período de creación es torturante, porque trabaja sobre mi inseguridad, sobre la exploración de lo no conocido. Depurar la belleza es feo", admitió.

En ese sentido afirmó que "transformarse en un compositor es una lucha interna. Los escritores románticos del siglo XIX lo llamaban «struggle». Develarse es un proceso de cambio doloroso, porque uno acepta que esa visión del mundo que a uno lo angustia tiene una dimensión poética. Si no fuese por esa distensión que provoca la poesía lo vería todo muy mal. Eso me lleva a componer", reconoció.
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