Balacera en el cantero central de Uriburu y Flammarión

Asesinan de cinco disparos a un muchacho en un ajuste de cuentas

Dos de los tres pibes que iban en un carro bajaron rápidamente y ajusticiaron a José Sosa, de 27 años

Leo Graciarena / La Capital

"El sonido de los tiros y los pibes disparando desde un carro son parte de la normalidad", dijo una vecina de Uriburu al 1900 minutos después de las 18 de ayer. Poco antes, un muchacho de 27 años había sido ejecutado de cinco balazos y para los vecinos, parecía no ser un hecho aislado ni novedoso. Como si fuera la secuencia de un thriller, dos hombres se bajaron de un carro tirado a caballo, le dispararon a otro "que venía caminando con otro pibe" y cuando cayó sobre el cantero central de la avenida "le siguieron tirando", dijeron los testigos. La víctima logró incorporarse, cruzó la calle, caminó 30 metros, se sentó en el cordón de la vereda y se desplomó. "Doña, no me llama la ambulancia", alcanzó a decirle a una vecina del lugar, pero ya era demasiado tarde. Los cinco impactos de bala, uno de ellos en la cabeza, fueron demasiado y al Heca llegó muerto.

La víctima se llamaba José Sosa, tenía 27 años y vivía en jurisdicción de la subcomisaría 20ª, en la zona sur de la ciudad. Lo que para los investigadores es "un probable ajuste de cuentas" ocurrió en el centro de una avenida donde el tránsito es endiablado y de paso. Fue sobre Uriburu y el cruce de las vías del Ferrocarril Mitre.

Con fluidez y con temor a dar sus nombres, los vecinos de barrio La Guardia coincidían en la esquina del crimen que "todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos". Fue rapidísimo. El carro tirado por un caballo circulaba por Uriburu de oeste a este. Cuando reconocieron a su víctima, dos de los tres pibes que iban arriba saltaron y dieron rienda al ritual sicario.

"El muchacho (Sosa) venía caminando con otro joven. Entonces de un carro se bajaron unos pibes y le dispararon en una pierna. Cuando se cayó al piso, le vació todo (el cargador)", explicaba con naturalidad una mujer.

"Esta noche en el barrio va a haber muchos fuegos artificiales", comentó la mujer como presagiando que el crimen no era el final de la saga. "El pibe se levantó, caminó unos metros y se sentó en el cordón. «Doña, pidame una ambulancia», me dijo y yo no tengo teléfono porque acá se robaron las líneas. Después se desplomó", explicó la vecina.

"Lo más impresionante era que tenía un tiro a la altura de la sien", contaba otra mujer mientras señalaba el lugar en la cabeza del cronista. Sosa cayó herido de muerte en pasaje Virgilio al 4500. Virgilio o Padre Giaccone, como la definían los vecinos, es la calle paralela a las vía del ferrocarril.

Según fuentes de la investigación, Sosa recibió cinco impactos: uno en el cráneo, otro en el brazo derecho al intentar defenderse, uno más en la región dorsal, también en el omóplato derecho y en uno de sus glúteos. "El pibe se quiso atajar y correr", explicó uno de los pesquisas.

Varios testigos aseguran que el carro, "en el que iban tres pibes", siguió por Uriburu, dobló por Flammarión y se perdió hacia el sur, seguramente hacia la villa que va bordeando las vías. "Este por el que preguntás era ¿un pibe bueno o uno malo?", preguntó una mujer que vive a media cuadra del lugar del crimen. "Porque por acá es normal que pase esto. Esta zona es muy insegura", sentenció.

"Pensé que eran cuetes y de repente el negocio se me llenó de gente. Fueron segundos. Después todo volvió a la normalidad", comentaba un comerciante del lugar cuando ya caía la noche en el lugar del crimen y la Brigada de Homicidios recorría la calle en busca de los criminales.

La esquina donde murió Sosa.