| domingo, 21 de noviembre de 2004 | Con una gran producción, el equipo catalán se quedó con el clásico ante el Madrid España: Y el Barcelona atacó la galaxia Eto'o, Van Bronckhorst y Ronaldinho marcaron los tantos de la goleada del equipo blaugrana, que es el cómodo líder de las posiciones en España Fernado Gabrich / La Capital Uno. Diez. Cien. Miles. La calle de Les Corts es invadida por hinchas entusiasmados. Avenida Diagonal se colapsa. Caminan apresurados. Ansiosos. Las bufandas azulgranas se enroscan en los cuellos. El Camp Nou se prepara para que sus 102 mil asientos se completen. No habrá uno vacío. Sábado por la noche. Juega Barcelona ante Real Madrid. La Ciudad de los Prodigios se convierte en el Planeta Fútbol. El país está en vilo. Rezos. Himnos. Promesas. Apuestas. Sábado por la noche. Nadie quiere dejar de ver el derby más apasionante de los últimos años. Y Cataluña presiente que será un sábado inolvidable. Gana el Barça 3 a 0 al Galáctico merengue. Humilla el equipo de Rijkaard al marketinero conjunto de Beckham y compañía. Noche de sábado. Noche azulgrana.
Ronaldinho mira el cielo. Sonríe. Reza una plegaria inentendible pero efectiva. Reza a su Dios para que su fútbol baje de las alturas e invada el planeta. Su Dios lo escucha. Eto'o mira a Florentino Pérez. Sonríe. Su venganza está cerca. Su venganza llega. Las ganas se contagian a Deco, a Xavi. La presión de Barcelona es asfixiante. Real Madrid no puede salir del asombro. Ni de su área.
Minuto 28. Barcelona juega a su antojo ante un Madrid que sólo apuesta por la contra. Roberto Carlos parece un inexperto y deja pasar un balón sin ver que a sus espaldas estaba Eto'o y no Casillas. El camerunés pone la quinta, elude al arquero merengue y desata la locura. Es el 1 a 0. Es el comienzo de la fiesta interminable.
La locura no se detiene. Barcelona no disminuye la velocidad. Ni la precisión. Ni la magia. Real Madrid no puede reaccionar. Samuel está desorientado. No es capaz de contener un ataque. Ni la subida del holandés Van Bronckhorst que tras recibir un pase de Deco saca un zurdazo inatajable para Iker Casillas. Es el 2 a 0. Es el comienzo de la humillación blanca.
Beckham abandona el Camp Nou con la mirada perdida. Como la del resto de sus compañeros que no pueden contener la euforia catalana. Ni la velocidad de Eto'o que tras arrancar desde la mitad del campo terminan haciéndole penal entre Samuel y Guty. Penal que el brasileño Ronaldinho lo cambia por gol. Es el 3 a 0. Es el llanto emotivo y el llanto del dolor.
Sábado por la noche. La calle Les Corts es invadida por miles de hinchas desbordados de emoción y una locura indescriptible. La gran avenida Diagonal se colapsa. Todos caminan felices, borrachos de alegría. Barcelona ha sido el dueño absoluto del derby. Barcelona se siente orgullosa de su fútbol. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Van Bronckhorst celebra su gol. | | |