| domingo, 21 de noviembre de 2004 | Argentina retrocede posiciones con relación a Brasil Siderurgia, de la euforia de los precios al frío de las inversiones La acería vive un boom a nivel internacional. El mercado local crece pero los desembolsos atrasan Gabriel González / La Capital La sensación general es de euforia, aunque algunos nubarrones que se ven en el horizonte mediano del negocio siderúrgico terminan mezclándola con cierta cuota de prudencia. El factor decisivo en el comportamiento del sector -cuando no- es la economía china, que con una demanda sostenida puso a los precios del acero en un umbral imprevisto hasta poco tiempo atrás.
China es al mismo tiempo la principal amenaza, porque está desarrollando un programa de inversiones que prometen convertirlo a corto plazo de principal importador en un fuerte competidor. La siderurgia a nivel mundial superó por primera vez en la historia las mil millones de toneladas anuales de producción y consumo, luego de experimentar un crecimiento del 30 por ciento durante seis años consecutivos.
Ese boom motoriza una ola de inversiones en Latinoamérica, pero este fenómeno le pega de costado a la Argentina, porque Brasil es el receptor casi excluyente de estas radicaciones. El socio mayor del Mercosur tiene a su favor las existencias de mineral de hierro en su geografía y a la Argentina le pesa la falta del financiamiento internacional que resulta clave para afianzar la expansión.
Las ampliaciones de capacidad instalada que preparan las siderúrgicas para la Argentina se constriñen al mercado interno, y de algún modo están supeditadas a las inversiones que estén dispuestos a llevar adelante los clientes del sector, que básicamente se concentran en torno al agro, la construcción y la industria metalmecánica.
Las perspectivas para el sector se debatieron en el Congreso Latinoamericano de Siderurgia que sesionó en Buenos Aires durante la primera semana de noviembre. Allí convergieron representantes de las principales compañías de la región pero también algunos de los grandes jugadores mundiales que tienen posiciones tomadas en la zona.
Los puntos de partida para la actividad resultan inmejorables. Latinoamérica consume a razón de 90 kg anuales por persona de acero contra 400 kg de los países industriales, lo que deja un largo camino por recorrer. También existen ventajas competitivas, porque la región posee un 26 por ciento de las existencias de mineral de hierro y concentra sólo un 6 por ciento de la producción mundial del metal. Para Paolo Rocca, titular del grupo Techint, que controla Siderar y Tenaris Siderca, el desafío a corto plazo es llegar a ocho puntos porcentuales "para ser protagonistas y no víctimas de la globalización". Esto significaría llegar a unas 70 millones de toneladas anuales y requeriría triplicar el nivel de inversión en el sector.
De hecho, con el empuje de una demanda sostenida y precios en alza este fenómeno ya se desató, el problema es que el epicentro de las radicaciones se concentran en Brasil y deja con poco resto al país. Brasil tiene dos grandes atractivos, las existencias de mineral de hierro y un mercado de mayor volumen, y también incide el default argentino, que complica la llegada del crédito más hacia el sur. Hoy la industria brasileña, que produce unas 30 millones de toneladas anuales, es cinco veces más grande que la nacional, y todo indica que esa brecha se podría duplicar en los próximos años.
Para el próximo lustro se prevén inversiones en el vecino país por 20 mil millones de dólares. Gerdau, que es socio de Sipar en la Argentina, construye con financiamiento estatal una planta en San Pablo, con una inversión de 750 millones de dólares y prevé otra megainversión en el norte brasileño de 2.000 millones de dólares para llevar sumar otras 3 millones de toneladas.
Proyecciones El grupo Arcelor, que a través de la brasileña Belgo Mineira detenta la mayoría accionaria de Acindar, prevé desembolsar 1.000 millones de dólares hasta el 2010 en la región, y las grandes erogaciones se realizarán en territorio brasileño.
En el plano doméstico las proyecciones son más modestas y las cifras más importantes hasta ahora están sujetas a confirmación. Siderar invirtió este año unos 80 millones de dólares, y la erogación más grande -25 millones de dólares- se destinó a poner en marcha un horno en la planta de San Nicolás que había permanecido apagado durante nueve años.
Para el período 2005-2008 está previsto un desembolso muy superior, del orden de 560 millones de dólares, que se destinarán a un proyecto de colada continua para los dos hornos que están en marcha y modificaciones en los trenes de laminación en caliente y frío. Esta inversión permitirá que la producción crezca de 2.4 a 2.9 millones de toneladas de acero. La decisión dependerá de que se sostenga el mercado interno y de la obtención de asistencia financiera internacional. Técnicamente el default no significa problema, ya que la siderurgia honró sus compromisos internacionales.
Martín Berardi, director general de Siderar, prevé que durante 2005 se van a recuperar los niveles de inversión de 1997/8, "siempre y cuando nuestros clientes hagan las inversiones que se esperan". La siderurgia sigue con atención al sector automotriz y la industria metalmecánica en general. Acindar, con planta industrial en Villa Constitución, también tiene en carpeta un plan de inversiones por 80 millones de dólares para llevar su producción de 1.4 a 2 millones de toneladas/año. El desembolso apunta a eliminar cuellos botella en el proceso productivo de la acería y en laminación "para que todos los equipos trabajen al máximo de la capacidad instalada", según dijo Arturo Acevedo, presidente de la compañía.
Las decisiones de inversión están supeditadas a la evolución del mercado interno y también a la problemática del financiamiento externo. En ese marco, Acevedo advirtió una tendencia decreciente en la evolución de la construcción, que creció un 25 por ciento en el primer semestre de 2004 y un 8 por ciento durante el segundo semestre, mientras que se prevé para el 2005 una tasa de crecimiento del 5 por ciento. Acindar acaba de completar la compra de Fortunato Bonelli (San Nicolás), tras pagar 30,5 millones de dólares por el 51 por ciento de las acciones, y esta adquisición le permitirá a la compañía integrar mejor su proceso productivo.
Por su parte, Gerdau-Sipar tiene en carpeta una inversión de 22 millones de dólares en la planta de Pérez, que incluye la instalación de un nuevo horno para usar chatarra como insumo básico, un proyecto de expansión que contaría con financiamiento del Banco Bice.
El presidente del grupo brasileño Gerdau, Fedrerico Johanpeter Gerdau, dijo que el grueso de las inversiones del grupo se concentran en Brasil, y las que se desarrollan en la Argentina están destinadas fundamentalmente a abastecer el mercado interno. enviar nota por e-mail | | |