| domingo, 21 de noviembre de 2004 | El recital de clausura convocó a una multitud en el Parque Nacional a la Bandera El Congreso cerró cargado de emoción y con elogios a Rosario García de la Concha dijo que fue "una fiesta de la palabra". Sábato fue ovacionado en El Círculo Diego Veiga / La Capital El cierre no pudo ser mejor. El III Congreso Internacional de la Lengua Española vivió ayer su última jornada y la ciudad se vistió de fiesta. Emociones, reconocimientos y muestras de afecto se sucedieron a lo largo del día y tuvieron su broche de oro con un multitudinario recital en el Monumento. Los rosarinos hasta se dieron el lujo de disfrutar de un homenaje inolvidable a Ernesto Sábato, que lloró ante un teatro El Círculo desbordado mientras se fundió en un abrazo con el premio Nobel de literatura, José Saramago. También hubo tiempo para los discursos y agradecimientos. Y fue el presidente de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, quien logró plasmar en una frase esa extraña sensación que se apoderó de la ciudad en estos días. "Rosario fue una fiesta de la palabra", señaló el catedrático y remarcó que "en ningún congreso de los que se hicieron hasta ahora la gente fue tan protagonista como el pueblo de Rosario. Sin dudas, esta fue una gran fiesta popular de la lengua", sentenció.
Así, Rosario despidió ayer al evento cultural más importante de su historia que logró reunir a intelectuales, lingüistas, filósofos y catedráticos; pero también despertó una gran participación en la gente, que colmó teatros, agotó ediciones de libros y se sumó activamente a todas las actividades culturales propuestas.
Ese aspecto fue el que más reconoció ayer en el acto de clausura el presidente de la RAE. "El primer día del Congreso la gente salió a las calles como si fuera Navidad", dijo ante el auditorio en el teatro El Círculo y destacó que en la ciudad "hubo una verdadera catarata de actividades culturales que la gente disfrutó".
García de la Concha aseguró que de esa participación popular "ha surgido un espíritu", al que definió como "el espíritu de Rosario, esa voluntad de construir la ciudad de la palabra".
Quizás ese espíritu se paseó unas horas antes por el mismo teatro e hizo emocionar a Sábato y por la noche se adueñó de las miles de almas que colmaron el Monumento para escuchar a Jaime Roos, Lito Nebbia y León Gieco, entre otros.
Y en el último día del Congreso los discursos de cierre fueron de los más variados. Desde aquel con estilo desacartonado y humorístico que pronunció Roberto Fontanarrosa, pasando por el de fuerte tinte político de la subsecretaria de Cultura de la Nación, Magdalena Faillace, hasta los de agradecimientos del intendente Miguel Lifschitz y el gobernador Jorge Obeid.
La presidenta honoraria del Congreso, Cristina Fernández de Kirchner, defendió a la palabra como "creadora de utopías y de sueños", y destacó el trabajo en conjunto que llevaron adelante los distintos estamentos del Estado para la realización del evento.
A su turno, el ministro de Educación, Daniel Filmus, llamó a defender la educación pública, rescató la figura de los docentes y subrayó que "la escuela es la herramienta más poderosa que existe para lograr el acceso a las palabras".
El director del Instituto Cervantes, César Molina, en tanto, detalló que "el nombre de Rosario quedará desde siempre unido al de nuestra lengua" y aseguró que el próximo objetivo que habrá que lograr será "conseguir que el siglo XXI sea el siglo del español".
Precisamente ese fue el eje que guió ayer todas las intervenciones de los especialistas que participaron de la sesión de conclusiones del Congreso. En efecto, las posibilidades de expansión de la lengua y la necesidad de certificar el conocimiento del español como lengua extranjera serán los desafíos que el mundo hispanohablante deberá afrontar en los próximos años.
Por la mañana también hubo tiempo para emociones en el contracongreso, el evento paralelo que también logró activa participación popular y contó con destacadas figuras. Y Saramago también se sumó ayer a esta partida, un par de horas antes de rendirle homenaje a su amigo Sábato.
El Nobel de literatura 1998 reclamó en el primer piso del Centro Cultural La Toma (Tucumán 1349) el "reconocimiento de los indígenas" y destacó que "cada país de América tiene la obligación moral de considerar la existencia y la presencia no sólo de estas comunidades, sino también de sus culturas y sus costumbres".
Todo formó parte de un día irrepetible donde "el espíritu de Rosario" fue el principal protagonista. Es más, el negro Fontanarrosa se encargó de remarcar en el cierre que "aquí no terminó nada. Esto es un envión para nuevos eventos", señaló y destacó como rosarino esa conformación de "una especie de polo cultural" en el que parece haberse transformado la ciudad.
"Acá cualquier quiosco se puso lindo para recibir a los visitantes. No se hizo cosmética", aseguró el humorista y hasta remarcó los "cuatro excelentes días de sol que acompañaron al megaevento cultural".
En el cierre del Congreso hasta hubo lugar para los bloopers, como el que protagonizaron Filmus y Faillace. Es que la subsecretaria de Cultura eligió para su discurso una amplia cita del recordado poeta chileno Pablo Neruda, que también formaba parte del discurso de Filmus. Rápido de reflejos, el ministro de Educación apeló a la improvisación, pero dejó en claro que en el próximo evento en el que tengan que hablar juntos, él lo hará primero.
Al cierre de esta edición, más de 50 mil personas colmaban el parque Nacional a la Bandera para disfrutar del megarrecital que había empezado en las primeras horas de la tarde y a esa altura estaba por recibir la presencia de León Gieco. El "espíritu de Rosario" se paseaba por la noche y el Congreso de la Lengua comenzaba a formar parte de la historia de esta ciudad. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El presidente de la Real Academia destacó la gran participación popular. | | |