La Capital
edición especial
      viernes, 19 de noviembre de 2004  
Desde las sedes
De puño y letra
Capital de la lengua
El Congreso

Fontanarrosa pidió una "amnistía" para las malas palabras

Rosario.- El escritor y humorista gráfico Roberto Fontanarrosa dio hoy el toque de color al III Congreso Internacional de la Lengua Española, al desarrollar una divertidísima disertación sobre "Las malas palabras", para las que reclamó "una amnistía" y pidió que "cuidemos de ellas, integrémoslas al lenguaje, porque las vamos a necesitar".

"Este es un ámbito más que apropiado para plantearse por qué son malas palabras. ¿Les pegan a las otras palabras? ¿Son de mala calidad, y cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿Quién las define como malas palabras?", se preguntó el rosarino durante la mesa redonda sobre "Español internacional e internacionalización del español", que se celebró en el teatro El Círculo.

"Tal vez sean como esos villanos que al principio eran buenos pero la sociedad los hizo malos. Tal vez al marginaras las convertimos en malas. En alguna época se les decía palabrotas, lo cual no deja de ser un reconocimiento. Las malas palabras reflejan una expresividad y una fuerza que difícilmente las haga intrascendentes. He escrito algo, pero no me alcanzó para que la memoria me dictara que tenía que traer los lentes", bromeó, para justificar su cuidada improvisación.

"No es que haga defensa incondicional y quijotesca de las malas palabras. Algunas me gustan. Mi vieja no decía muchas malas palabras. Mi viejo en cambio era lo que se llamaba un mal hablado. También se le llamaba bocasucia. Unos primos míos que jamás decían malas palabras y que iban a mi casa decían: vamos a jugar al tío Berto. Entonces se encerraban y empezaban a putear", relató, y recordó que durante su niñez "en ningún momento se impuso eso de «eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca»".

Fontanarrosa advirtió por atraparte "la triste función de los puntos suspensivos" para reemplazar términos soeces. "Merecería otra discusión en el Congreso de la Lengua. Hay otra palabra irremplazable que es mierda, y el secreto de su contextura física está en la «erre». Los cubanos dicen «mielda». Ese es otro de los grandes problemas que ha tenido la revolución cubana, que es la imposibilidad de manifestar fuerza expresiva".

"Atendamos estas condiciones terapéuticas de las malas palabras, que sirven para descargarse. Pido una amnistía para ellas, vivamos una Navidad sin malas palabras, y cuidemos de ellas, porque las vamos a necesitar", concluyó. (DyN)
enviar nota por e-mail