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 miércoles, 17 de noviembre de 2004  
Historias que alivian el dolor
Las cuentacuentos fueron incorporadas al equipo médico de un hospital de Neuquén

María Laura Favarel / La Capital

"Había una vez, en un país muy lejano...", es la frase de los relatos que abre la puerta a la imaginación de los niños. Las palabras los invitan a volar hacia tierras exóticas pobladas de personajes fantásticos. Si a cualquier niño le ilusiona una aventura maravillosa, mucho mayor es el efecto que causa en los pequeños que padecen alguna enfermedad o se encuentran internados. La experiencia demuestra que los relatos son una forma de aliviar el dolor de grandes y chicos. Las historias descentran la dolencia y los enfermos olvidan por unos momentos la enfermedad. En Rosario, el grupo Vagamundos de La Rueda Arte y Salud comenzó hace dos años a narrar historias a los pacientes del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Pero esta no es la única experiencia. Desde hace 15 años, Ileana Panelo lo hace con niños del Hospital Regional de Neuquén Castro Rendón. El hospital neuquino es el único centro de salud nacional en incorporar las relatoras al equipo médico. A través de relatos y representaciones alivian la tensión de los niños antes de una operación y dos veces a la semana cuentan historias de fantasía a los internados. Esta práctica, cada vez más frecuente, recibió un nombre propio: "cuentacuentos".


Dejó de reinar el silencio
El pensador austríaco Bruno Bettelheim sostuvo que leer abre ante los niños un mundo de experiencias maravillosas. La magia de la lectura les permite despojarse de su ignorancia, comprender el mundo y ser dueños de su destino. El especialista explica que "ver cómo un niño pierde la noción del mundo u olvida todas sus preocupaciones cuando lee una historia demuestra cómo los libros los cautivan".

Todo comenzó cuando Ileana, junto con otras señoras se acercaron al hospital para repartir libros con el fin de promocionar la lectura. Sin embargo pronto descubrieron que en las salas de internación había una gran incomunicación y aislamiento, junto con la angustia que significa estar internado.

"Veíamos que en una sala de 10 camas reinaba el silencio, o el sonido del televisor, mientras que la palabra estaba ausente", comentó Panelo a La Capital. Entonces, en lugar de sólo dejar los libros, se atrevieron a leer páginas con historias llenas de aventuras, y el resultado fue sorprendente.

"Los relatos permiten a los niños emigrar por un rato a otra zona donde los posible existen. Allí se puede ser dragón, princesa o nube por un rato, y entonces se vuelve mejor la realidad que no deseamos", acotó Panelo.

Los relatos fueron el nexo entre cama y cama. Los niños comenzaron a descubrir el nombre de su compañero de cuarto y también los gustos y aficiones. Esto generó lazos de amistad.

Entonces nacieron otras propuestas de las cuentacuentos como los concursos de chusmerío que incentivan a los niños a conocer a los demás. "Esto les da la posibilidad de ser nombrado y dejar de ser el caso X o el paciente de la cama número 3.

También juegan a las adivinanzas, dichos, refranes y concursos entre una línea de camas contra la otra. Y los chicos se entusiasman y los acompañantes también. Sus ojos vuelven a brillar como cuando jugaban en la escuela. "A pesar de que los chicos están doloridos no pierden la alegría y la capacidad de jugar y de despertar la ilusión", contó Panelo, quien antes de convertirse en cuentacuentos había trabajado en jardines de infantes.


No sólo es un juego de niños
Además de los niños, también participan los acompañantes. Las cuentacuentos animan a los papás a que relaten historias a sus hijos, mostrándoles el valor terapéutico del relato. "Les decimos que tienen un gran tesoro para cuidar. Porque es el cuerpo el que está mal pero el alma, el espíritu, sigue con muchas ganas de galopar y de trotar", señaló emocionada Panelo.

Por su parte, el equipo médico y las enfermeras aprovechan cuando llegan las cuentacuentos para hacer procedimientos como pinchar o poner un suero, porque en esos momentos los chicos están distraídos y les duele menos.


Leyendas para padres
En el mismo hospital de Neuquén funciona otro proyecto, a través del cual, un equipo formado por pediatras, enfermeros, asistentes sociales, psicólogos y cuentacuentos invitan a los padres a una salita para que puedan expresar sus pesares. A partir de relatos de leyendas, juegos y representaciones los padres de niños internados pueden llorar, protestar y decir lo que les pasa. "Es un momento de distención necesario que siempre agradecen".

"En esos momentos nombramos lo innombrable porque a través de las leyendas hablamos de la muerte y comprobamos que esto produce un gran alivio", dijo Panelo, quien realiza esta tarea con padres de niños oncológicos. A través de estos relatos la muerte cobra sentido y la vida otro color.


Psicoprofilaxis quirúrgica
En el hospital de Neuquén las cuentacuentos también aparecen cuando un niño debe ser sometido a una cirugía. Médico, anestesista y enfermero solicitan la colaboración de la narradora. Así se armó el programa de psicoprofilaxis quirúrgica, en el que interviene el equipo de especialistas. Para esto se utiliza un cuento llamado "Yo te curaré" de Llanos, donde el famoso tigre del bosque va a ser operado y está muerto de miedo. Luego se disfraza a los niños o a los padres para frenar un poco el terror ante la operación. El anestesista se suma a la iniciativa y cuando llega el niño al quirófano lo saluda con un "hola tigre", que hace desaparecer el pánico del pequeño.
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Ileana Panelo (izq.) con miembros de "La Rueda Arte y Salud".

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