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 miércoles, 17 de noviembre de 2004  
Algo huele mal en Argentina

Los argentinos contemplamos asombrados cómo ya no existe división de poderes y todo se reduce a negociados turbios de los cuales los medios de comunicación informan poco o nada. Tras el vergonzoso y burdo fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el caso "Bustos", pesificando los ahorros en moneda extranjera, se esconde una trama transversal de intereses mafiosos que pocos conocemos. Los jueces, mejor que nadie saben que se debe respetar la Constitución nacional, y sin embargo aquí la están violando, y al derecho de propiedad garantizado en el artículo 17. Tanto Zaffaroni, como Hilghton de Nolasco, y los tres altamente cuestionados Boggiano, Belluscio y Maqueda saben que a 18 millones de argentinos que depositaron en los bancos, les robaron impunemente 65.000 millones de dólares. No cabe ninguna duda que los magistrados del alto tribunal "tuvieron su precio" y, con este endeble fallo, la Nación entrará en un caos, ya que no habrá inversiones extranjeras, la gente no depositará en los bancos (¡si ahora es legal robar los ahorros!), y no habrá más seguridad jurídica ni de ninguna clase. Y ni qué hablar del escándalo de otorgarle superpoderes al Ejecutivo cuando la Constitución nacional lo prohíbe expresamente en su artículo 29, que finaliza condenando: "...a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria". O la Constitución es la ley suprema, inalterable por medios mafiosos; o se deja sin efecto para que quede en el mismo nivel que los libros de mitos y leyendas de allá lejos y hace tiempo. O la Constitución controla cualquier ley contraria a aquélla, o dejemos que el país vaya directo al abismo. Algo huele a podrido en la Argentina y no es la basura precisamente.

Alberto Seoane
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