El buzón de la vida

Con una situación más que preocupante en cuanto a venta y consumo de drogas en nuestra juventud en Funes, hemos creado un sistema de denuncias anónimas legales, amparadas en el artículo 34 bis, modificación del Código Penal de la Nación en su apartado estupefacientes-delitos contra la Salud Pública, que reza: "Las personas que denuncian cualquier delito previsto en esta ley, se mantendrán en el anonimato". Es decir, posibilitamos a todos los vecinos, para que sin ser detectados, y por lo tanto sin ningún riesgo, denuncien a quienes realizan el infame comercio en su localidad y a quienes siempre alguien conoce con certeza. Llegadas las denuncias a la Justicia federal, a nadie se detiene, sino que se lo investiga. En 48-72 horas, la inteligencia Federal o en su caso Drogas Peligrosas de Santa Fe, sabe si el denunciado vende, provee o no y, según sea, obrarán en consecuencia. No existe, en consecuencia, la caza de brujas. Si tuvimos que instalar el sistema desde una ONG, obviamente es porque hay fallas, o falta de recursos en los estamentos del Estado que debieran erradicar las drogas, separando a quienes la provean a título oneroso. A nadie se le escapa en Argentina que el cómplice más eficaz de quienes trafican estupefacientes es la legislación vigente y parte del andamiaje encargado de aplicarla. Por suerte, los detractores de oficio, los que firman sus críticas hacia el Buzón de la Vida, dando a conocer su identidad para lograr un triste reconocimiento público, sobremanera a su inserción dentro de la sociedad como hombre masa, no intelectual, no llegan a contarse con los dedos de una mano y a quienes Ortega y Gasset definiera con excepcional claridad: "...son los únicos que a una solución, le encuentran dos problemas". Mientras tanto, los que detestamos la filosofía del "no te metás" y luchamos para que la juventud universal viva naturalmente, participamos con alegría de la hermosa tarea de honrar la vida.

Héctor Franza, presidente de la Unión de Usuarios y Consumidores de Funes