| miércoles, 17 de noviembre de 2004 | Vocación y humanitarismo Cuando todo parece lejano a la escala de valores ideales, cuando el árbol de las cosas materiales no te deja ver el bosque de la sensibilidad y cuando la ambición lleva sombras a la tierra de la solidaridad, aparece el sol de la esperanza. Así apareció el doctor José Alejandro Kurán, quien el 29 de octubre pasado trajo al mundo a nuestra primera nieta, Valentina, en el Hospital Italiano. No fue el médico obstetra que la atendió durante su gestión, no lo conocíamos y nunca lo habíamos visto, pero estuvo allí en el momento justo para que madre e hija no padecieran ni corrieran riesgos, asumiendo responsabilidades ajenas. El hospital Italiano debe estar más que orgulloso y considerado en contar con un médico tan profesional y humano como el doctor Kurán y el equipo de enfermeras que tanta amabilidad nos dispensaron. Nuestro público agradecimiento a todos ellos.
Ana M. Gentile de Zigolo
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