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 martes, 16 de noviembre de 2004  
El abrumador caso de ladrones de 8 y 10 años
Los atrapó el papá de un nene de 12 al que habían asaltado con un cuchillo. El juez los restituyó a los padres

El padre de un nene de 12 años retuvo a dos chicos de 8 y 10 años que le habían robado a punta de cuchillo la campera y otras pertenencias a su hijo en una esquina del barrio Las Delicias. Después de atrapar a los pequeños que habían atacado a su hijo, el hombre los entregó a la policía. Los dos enanos fueron derivados a la comisaría 18ª, pero ya abandonaron la seccional y fueron entregados a los padres.

El incidente ocurrió cerca de las 14.30 del domingo. A esa hora Ezequiel V. se dirigía a la casa de su padre situada en Aurora al 2800. Cuando ya estaba a unas dos cuadras del domicilio, en el cruce del pasaje Bruch e Hilarión de la Quintana, fue interceptado por tres nenes. Uno de ellos estaba armado con un cuchillo de cocina y los tres parecían decididos a asaltar a Ezequiel.

Intimidado por el filo, el pibe se sacó su campera inflable y se las entregó a los otros pequeños. También les cedió una gorra y una carpeta con apuntes de la escuela. Después, con desesperación, recorrió el trayecto que lo separaba de la casa de su padre, Fabián Vilar, de 37 años. Apenas lo vio le contó lo que había ocurrido.

Vilar salió disparado tras los pasos de los pibes. Los chicos no habían recorrido muchos metros cuando el hombre los encontró cerca del sitio donde había ocurrido el robo. Vilar inmovilizó a dos de los nenes con sus brazos y les quitó toda posibilidad de escape. El tercero ya se había esfumado con la campera de Ezequiel. Un rato después llegó una patrulla del Comando Radioeléctrico y se llevó a los pibes. Ya para entonces, Vilar había recuperado la gorra y la carpeta de su hijo.

Hernán, de 8 años, y Agustín, de 10, fueron a parar a la seccional 18ª, pero ayer ya habían regresado a sus casas por disposición del juez de menores que intervino en el caso. Desde esa dependencia policial, se señaló que los chicos viven en el barrio y nunca antes habían pisado los pasillos de una comisaría.
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