Año CXXXVII Nº 48573
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Campo
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 14/11
Mujer 14/11
Economía 14/11
Señales 14/11
Campo 13/11
Salud 10/11
Autos 10/11

contacto
servicios
Institucional

 martes, 16 de noviembre de 2004  
Caso Owsianski. Resolución por el homicidio de un estudiante de San Justo ocurrido en Maipú y Pasco hace 13 meses
Declaran responsable a un chico por el crimen de un alumno de psicología
Tenía 17 años en aquel momento. Ahora podrían condenarlo. Para su defensor, ni él ni su amigo quisieron matar

María Laura Cicerchia / La Capital

Las vidas de tres pibes de clase media se cruzaron la madrugada de un feriado de octubre de 2003 cerca de la esquina de Maipú y Pasco. Uno de ellos, Germán, de 19 años, regresaba a su departamento de estudiante, pensando quizás en el examen que rendiría esa semana en la Facultad de Psicología. Los otros dos, Brian, de 18, y Pablo, de 17, caminaban por su barrio embarcados en el plan de cometer un robo como si se tratara de una hazaña. El atraco terminó del peor modo: un disparo accidental hirió en la cabeza al estudiante, que murió tres días más tarde. Tras reconstruir así la fatídica secuencia de esa noche, el juez de Menores Juan Leandro Artigas declaró al chico que tenía 17 en ese momento autor penalmente responsable de la muerte de Germán.

El veredicto no tiene hasta el momento una consecuencia directa sobre Pablo Correa, el adolescente de entonces que ahora cuenta con 19 años y está libre por sus progresos en el sistema tutelar. Esa declaración puede o no terminar en una condena privativa de la libertad. Por tratarse de un menor, el juez puede no sentenciarlo si, transcurrido un lapso, evalúa que su recuperación es favorable. Es decir, si encuentra en su comportamiento señales de que no volverá a delinquir.

Pablo fue declarado autor de un robo seguido de muerte. El defensor del muchacho, Marcelo Piercecchi, cuestionó tanto la calificación legal como la participación atribuida al menor. Aunque destacó la "muy buena" labor tutelar del juzgado, que permitió que el joven terminara la escuela secundaria y recibiera contención de su familia. El abogado aún no apeló el dictamen.

Al letrado, el encuadre legal del suceso como un robo seguido de muerte le parece excesivo para dos adolescentes, que no ostentan historial delictivo, que emprendieron una suerte de aventura y terminaron cometiendo un crimen "accidental".

Esa misma figura es la que aplicó hace un año el juez de Instrucción Carlos Carbone al procesar como autor del disparo al imputado de 18 años, Brian Pizzicati, que ahora es sometido a juicio. En la práctica judicial, es frecuente el uso de esa figura ante robos en los que sobreviene una muerte. Suele aplicarse en forma genérica a todos los participantes del atraco, sin importar quién blandió el arma ni si hubo intencionalidad homicida. Se entiende, desde esa postura, que deben responder por haber generado las condiciones que provocaron una muerte.

En este caso, la vida que se apagó fue la de Germán Owsianski, un pibe de San Justo que en 2003 había llegado a Rosario para estudiar psicología. Alquiló un departamento de Maipú 1955, cosechó algunos amigos y ya había rendido bien tres materias del primer año cuando la madrugada del 13 de octubre la fatalidad truncó sus planes.

El joven volvía de un bar de Pellegrini y San Martín donde había estado con amigos de la carrera. Eran las 4 y la calle estaba desierta. Una cuadra antes de llegar a su casa, según la reconstrucción judicial, dos muchachos lo abordaron. Le sacaron las zapatillas y en medio del atraco un tiro calibre 22 le atravesó la cabeza.


Lenta agonía
La herida lo sumió en una lenta agonía: Germán pudo caminar los 80 metros que lo separaban de su casa. Alcanzó a tocar el portero eléctrico y balbucear un pedido de ayuda. Hasta logró entrar al palier y subir siete escalones antes de desplomarse bañado en sangre. Entró en coma y murió tres días después. En Rosario hubo una marcha en su nombre. En San Justo, un duelo colectivo. Su muerte dejó sin consuelo posible a sus padres -un acopiador de cereales y una empleada- de quienes era el único hijo.

Paralelamente, otro drama se desataba en otras familias rosarinas. Brian Pizzicati, nacido en Canadá, hijo de padres separados, radicado desde chico junto a su abuela y su hermano mellizo en Rosario, era detenido como autor del disparo fatal. Pablo Correa, un chico adicto que vivía con su padre ingeniero, su madre docente y dos hermanos, como su acompañante.

En ese momento Pablo confesó ante la policía -en presencia de su padre y la fiscal- que esa madrugada habían estado con Brian y dos amigas en un quiosco de Corrientes y 27 de Febrero. Al parecer, planearon en voz alta ir a cometer "algún maneje". Sostuvo que con Brian se separaron del resto y abordaron a Germán, quien no tenía un peso. Y aseguró que cuando él se agachó a recoger las zapatillas, a Brian se le escapó un disparo.

El muchacho no refrendó luego esa declaración en Tribunales. Según la defensa, eso convierte a su testimonio en una prueba no válida. No obstante, esa fue una de las evidencias que tuvo en cuenta Artigas para responsabilizarlo penalmente. El juez señaló que ese relato se compadece con el de los amigos que estuvieron con él antes y después del robo.

"Para nosotros el hecho tiene otra connotación: la muerte ha sido accidental. Y no hay pruebas directas que comprometan a nuestro cliente", cuestionó el abogado, que durante el proceso insistió en la inocencia de Pablo. Aunque pidió, subsidiariamente, que si debe ser reponsabilizado lo sea como cómplice secundario de un robo simple.

Que el disparo habría sido accidental -y por lo tanto el crimen involuntario- surge también de la causa seguida por el juez Carbone. Allí se afirma que los dos muchachos salieron corriendo de la escena tras escuchar la detonación, que no sabían si habían herido a su víctima y que se enteraron de la muerte por los informativos.
enviar nota por e-mail
contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Germán Owsianski, el chico de San Justo de 19 años asesinado de un tiro en la cabeza.

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados