Año CXXXVII Nº 48571
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 10/11
Autos 10/11
Turismo 07/11
Mujer 07/11
Economía 07/11
Señales 07/11

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 14 de noviembre de 2004  
Duelo en Medio Oriente
Abbas, contrafigura y probable sucesor de Arafat
El flamante jefe de la OLP odia la violencia y la publicidad. Y conoce a fondo a la sociedad israelí

Arthur Max

Jerusalén. - Mahmoud Abbas, alias Abu Mazen, no podía ser más diferente del hombre al que intenta reemplazar: al contrario que el fallecido Yasser Arafat, le gusta trabajar, odia la publicidad, escucha a sus asesores y deplora la violencia.

Es el burócrata de traje gris que durante 40 años acompañó en segunda fila al vocinglero revolucionario, dándole discretos consejos al testarudo ideólogo. Sin embargo Abbas puede ser tan duro como Arafat en los temas centrales del futuro palestino.

Abbas, de 69 años, alias Abu Mazen, fue elegido el pasado jueves líder de la Organización para la Liberación de Palestina, horas después de expirar Arafat en París. Ahora, podría ser elegido presidente por voto popular del gobierno palestino tras una transición de 60 días.

En el 2003, cuando Arafat se vio obligado a crear un gobierno palestino debido a las presiones internacionales, Abbas fue su primer candidato para primer ministro. Pese a su larga colaboración, pelearon por la división de poderes y finalmente Abbas renunció cuatro meses después.

Por otra parte, nunca gustó de camarillas, odia ser entrevistado por los medios informativos y carece de la pasión y carisma de Arafat. Su falta de popularidad y la carencia de una camarilla de incondicionales quizá lo priven ahora del respaldo que necesita para controlar a las facciones palestinas, sus organizaciones e instituciones.

Abbas puede ser temperamental y rencoroso contra los que le ofenden. Cuando se distanció de Arafat, dejaron de hablarse hasta que se reconciliaron con motivo de la enfermedad del líder a principios de este mes. Cesó además todo contacto durante dos años con uno de sus mejores amigos, el legislador árabe-israelí Ahmed Tibi, por una presunta ofensa menor. Tiene pocos amigos. Al contrario que Arafat, siempre rodeado de aduladores, el círculo íntimo de Abbas es reducido.

Además, y al contrario que su autocrático predecesor, prefiere escuchar a hablar, y está dispuesto a adoptar decisiones colectivas. Más importante aún, mantuvo contacto con los israelíes antes de que esta práctica fuera aceptable entre los palestinos. Entre bastidores, guió las negociaciones secretas en Noruega que llevaron a los históricos acuerdos de Oslo de 1993.

"Es duro", comentó de él el ex ministro israelí Yossi Beilin, que habló extensamente con Abbas, en general con muestras de buen humor y afabilidad. "Lo considero un moderado. Es pragmático".

En un principio, Abbas comenzó a leer sobre la cultura y sociedad israelí, no solamente porque deseaba "conocer al enemigo", sino porque le fascinaba. Buscó las traducciones árabes de libros en hebreo, pese a las burlas de algunos de sus colegas. Indicó a Beilin, por ejemplo, que se sorprendió al enterarse de que centenares de miles de israelíes procedieron de países árabes, no de Europa. Y creyó que podrían ser un puente entre palestinos y judíos.

Fue el primero en denunciar el levantamiento palestino (Intifada) contra Israel, por considerar la violencia contraproducente a la formación de un Estado independiente palestino.

Participó directa o indirectamente en varias iniciativas de paz, pero nunca renunció al derecho al retorno de los refugiados palestinos y a obtener sus propiedades en Israel, el respeto a las fronteras tal como existían en 1967, y a declarar a Jerusalén oriental capital de Palestina independiente. (AP)
enviar nota por e-mail
contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados