| domingo, 14 de noviembre de 2004 | Aceites esenciales: Gotas de energía Los aceites esenciales o esencias son sustancias que se encuentran en las plantas. Pueden extraerse de las hojas (menta), de la cáscara del fruto (limón), de los pétalos de sus flores (rosa o lavanda). Son incoloros o de color tenue cuando recién se los extrae, pero se van oscureciendo con el tiempo por oxidación, por eso deben almacenarse en frascos color caramelo, llenos en su totalidad y en lugar fresco y seco.
Los aceites esenciales son los que le dan a las plantas su olor característico, y en su estado puro son extremadamente concentrados. Son necesarias grandes cantidades de material vegetal para extraer poca cantidad.
Debido a que puros poseen una tremenda carga de energía vegetal, solamente unas pocas gotas son necesarias para lograr su efecto en aromaterapia. Se podría decir que el aceite esencial es el alma de la planta. Para que una esencia pueda usarse terapéuticamente debemos exigir que sea natural, pura y completa.
Algunas aplicaciones
La aromaterapia es una aliada para sentirnos bien y para acompañar los tratamientos de enfermedades. Podemos mejorar los ambientes, utilizarla en masajes terapéuticos, en fango e hidroterapia, para la recuperación de enfermos con secuelas psico motrices como también en estados emocionales de crisis (depresión, psicosis, trastornos de conductas).
El método de tratamiento más importante es el masaje para el cual se mezclan las esencias con un aceite portador como por ejemplo el de almendra, de jojoba, de germen de trigo u otros. Aparte de los aceites, el masaje también tiene otro aspecto importante para la curación: el contacto humano porque no sólo es la manipulación del tejido, sino también la comunicación entre el que da el masaje y el que lo recibe. Así los aceites esenciales y el masaje aumentan mutuamente su eficacia.
Otra aplicación simple y efectiva son los baños aromáticos: si se añaden aceites esenciales al agua (que de por sí ya tiene muchas propiedades terapéuticas) el efecto es mejor. Como las esencias no se mezclan con el agua es necesario hacer una dilución en un aceite vegetal o en un producto emulsionante de origen natural.
Cuando un aceite esencial se usa sobre la piel o en baños de inmersión es recomendable diluirlo en proporciones adecuadas con el aceite vehicular (jojoba, almendras, germen de trigo) y según la edad, contextura física y condiciones generales de cada persona. Se puede además realizar una prueba de irritación colocando un poco de la mezcla en la parte anterior del brazo a la altura del codo. Si la piel enrojece, será necesario diluirlo más. Si la irritación persiste hay que dejar de utilizarlo. El uso de aceites esenciales nunca reemplaza la consulta ni los tratamientos médicos.
Griselda T. Franchini (farmacéutica)
Luis Angel Picotti (promotor de salud integral)
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