Desbaratan gavilla de bandidos rurales

Hay cinco detenidos y dos prófugos. Varios no tienen antecedentes. Robaron en Pujato, Roldán y Zavalla

Una de las bandas que asolan a los productores rurales en inmediaciones de Rosario fue desbaratada ayer por efectivos de Unidades Especiales de la Unidad Regional II. Tras siete allanamientos realizados en la zona noroeste de la ciudad los efectivos apresaron a cinco personas que habrían dado por lo menos tres golpes en la zona rural de Roldán, Pujato y Zavalla. La gavilla estaba conformada por una mezcla de delincuentes "con antecedentes por robo" y otros que tienen "su prontuario limpio". Además hay dos prófugos "de alta peligrosidad", uno de los cuales habría participado en un "golpe de gran trascendencia" en Rosario perpetrado en los últimos meses. Otra cosa que sorprendió a los investigadores fue el hallazgo de crónicas policiales de La Capital sobre varios hechos que habrían cometido estos bandidos rurales (ver aparte).

"Personal de Unidades Especiales efectivizó siete órdenes de allanamientos que terminaron con cinco detenidos y el secuestro de diversos elementos que fueron reconocidos por las víctimas en Pujato, Zavalla y Roldán", explicó ayer el comisario mayor Alejandro Franganillo, jefe de Unidades Especiales. Flanqueado por los comisarios Néstor Ljumberg y Eduardo Centeno -jefe y segundo de la Brigada de Investigaciones-, Franganillo comentó que "se estaba detrás de esta banda desde hace un par de meses".


Los detenidos
Según la información oficial, la madrugada de ayer los pesquisas detuvieron en Arévalo al 6400 a Antonio Salguero, de 41 años; en Gorriti al 2900 a Dante Ariel Pino, de 27; en Irala al 4300 a Arnaldo Pascual Gómez, de 45; en Gorriti al 2900 a José Luis Villalba, de 36; y finalmente a Marcos González, de 31 años. Además hay dos prófugos "que son intensamente buscados", según los investigadores. "La particularidad de esta banda es que dos de los detenidos no tiene antecedentes y tienen su trabajo fijo. El dueño de la chata -Antonio Salguero- trabaja como camionero en una empresa de recolección de residuos. La pick up está limpia", comentó Ljumberg.

En los allanamientos se secuestró una pick up Ford F-100 gris, modelo 2000, patente DMK586, que fue vista por testigos en varios de los golpes y que "estaba limpia". El comisario Ljumberg explicó que "la semana anterior esta pick up fue interceptada por la policía en Coronel Arnold pero iba un sólo hombre y lo dejaron seguir porque estaba limpio, con todos sus papeles en regla".

También se secuestraron en los distintos procedimientos una escopeta calibre 12 marca Record, un revólver calibre 22 largo marca Jaguar y un pistolón con caño superpuesto calibre 14 marca Rexio. "Con estas armas -comentó una fuente de la investigación- donde te agarran te ajustan".

Según los pesquisas, los delincuentes realizaban "la inteligencia" del lugar donde pegarían el golpe y operaban encapuchados. Se movían en la F-100 porque al ser un vehículo moderno y grande, les permitía huir rápidamente y con todos a bordo. Además, como quedó dicho, ni el chofer ni el auto eran buscados por la policía.

Al menos tres víctimas reconocieron entre lo secuestrado los bienes que les habían robado, lo que permitió a los investigadores trazar el mapa de los ataques de esta banda. El 30 de mayo perpetraron un golpe en una chacra de Necochea al 2500 de la localidad de Zavalla. De allí robaron varios porcinos y otros objetos de valor. "Entre las armas secuestradas hay muchos cuchillos como los que utilizan lo baqueanos para carnear", explicó una fuente de la investigación. El 4 de julio volvieron a robar. Esa vez fue la zona rural de Roldán donde una de las víctimas vio la pick up merodeando la casa. Otro golpe lo dieron en la zona rural de Pujato, de donde se llevaron vajilla y ropa de cama entre otras cosas.

Los investigadores comentaron que uno de los dos prófugos "es un delincuente muy peligroso" que habría participado en otros golpes resonantes en los últimos dos meses en Rosario. Estos dos hampones también estarían ligados a otros golpes en establecimiento rurales.

El comisario Ljumberg exhibe una de las armas secuestradas.