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 sábado, 13 de noviembre de 2004  
Masacre de Villa Ramallo, el 2º juicio
El jefe táctico de los federales contradijo a su par bonaerense
Sostuvo ante el Tribunal que hubo fluida comunicación entre ambos grupos de ataque

María Laura Cicerchia / La Capital

Los difundidos problemas de comunicación entre las fuerzas policiales que intervinieron ante la toma del Banco Nación de Villa Ramallo fueron desmentidos ayer por un superior del Geof, el grupo táctico de la Policía Federal que actuó en el lugar. A contramano de lo que se viene ventilando en el proceso oral que juzga a ocho policías por la masacre, el comisario inspector Osvaldo Cándido declaró ayer que hubo conexión entre los distintos comandos y que no se escamoteó información.

El jefe de zona del Geof dijo que su misión en el lugar era, justamente, intervenir ante alguna dificultad de coordinación entre los grupos operativos. Pero mientras duró el procedimiento, según señaló, nunca le transmitieron un inconveniente de ese tipo. Los dichos de Cándido dejaron en otra vereda al jefe del Geof, subcomisario Claudio Pereyra, quien días atrás había reseñado todo lo contrario al hablar ante el Tribunal Oral Nº 1: que hubo graves falencias de coordinación, que estuvo a punto de abandonar la misión por problemas de ese tipo y que ni siquiera le informaron cuando estaba saliendo el auto con asaltantes y rehenes. Esto -dijo- fue lo que lo llevó a ejecutar el plan original de detonar el cajero automático para ingresar al banco, sin saber que en ese momento los asaltantes escapaban por la calle.

Aunque se excusó varias veces por su falta de conocimiento de cuestiones tácticas, el comisario inspector Cándido relató que mientras estuvo junto al juez Carlos Villafuerte Ruzo en el centro de negociaciones no le transmitieron ningún problema de comunicación entre el Geof y sus pares de la bonaerense, el Grupo Halcón.

Puntualmente, no recordó que Pereyra le haya comunicado alguna diferencia con los Halcones. Cándido dio muestras de haber manejado más datos que el oficial que estuvo al mando de la tropa: supo que había topos del Grupo Halcón apostados en un entretecho del banco y también que a las 4 de la madrugada del 17 de septiembre de 1999 salía el auto en el que intentaron escapar los asaltantes llevando tres rehenes a bordo. En ese frustrado escape, el gerente Carlos Chaves, el contador Carlos Santillán y el asaltante rosarino Javier Hernández perdieron la vida bajo balas policiales. "En determinado momento se habló de todo eso. Hay cosas que se hablaron informalmente", explicó Cándido, para el desconcierto de su audiencia.


Y al final quedó libre
Otro hombre del Geof que una vez más tuvo que pisar la sala de Oroño al 900 fue el francotirador Ariel Loyola, quien pertenece a los Federales pero esa noche trabajó a préstamo para los Halcones. Loyola quedó en la cornisa cuando le preguntaron si actuó sólo o acompañado: no recordaba que otro hombre del Geof estuvo con él en la casa frente al garaje del banco donde se apostó esa trágica madrugada.

Después quedó aún más en la cuerda floja cuando la dueña de esa casa, una docente jubilada, testimonió con seguridad que los policías que entraron a su vivienda eran dos, que les preparó café y quedaron juntos en su puesto junto a una ventana de la planta alta.

Sin embargo, al finalizar la jornada el tribunal dispuso que Loyola no quedara demorado ni se le iniciara causa por falso testimonio al entender que el oficial no había cometido dicho delito.
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El lunes decidirá el fiscal cuándo deberán hacer los alegatos.

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