| domingo, 31 de octubre de 2004 | Lecturas Un antipoeta consecuente "Alcohol para las heridas" de Eugenio Previgliano. Poesía. Editorial Ciudad Gótica, Rosario, 2004, 85 páginas, $ 10.
Con un título quizás engañoso, desde el cual no se percibe la calidad de los textos, Eugenio Previgliano vuelve a la carga con sus textos irónicos, cadenciosos y lúdicos. Escribe y también dibuja con las palabras: "mirá María las mareas /enamoran /van /vienen/ marean/ enamoran". Versos breves en busca de poemas de amor.
También hay viajes, barcos y una lectura que se adivina entre líneas, como se debe sentir el acto poético. Como hecho, la poesía de Previgliano deriva entre los antipoemas de Nicanor Parra y los cautivantes textos de Raúl González Tuñón y la primera época de Juan Gelman. Previgliano invade esos textos, los reescribe y les da su voz.
"Entonces / miraba las hormigas,/ creía aprender a crecer/ y pensaba en un dios/ que perdonaría/ las deudas que perdonaríamos /Después empezó a llover", se lee. Y con la lluvia la poesía se mete en la historia argentina, en los años de plomo, la poesía hurga y cuestiona; "Creo haber sido joven en los años setenta/ después ya no fui joven/ fui estudiante/ actor/ pianista/ aspirante a poeta/ ingeniero/ y por el resto de mis días/ ex detenido desaparecido". Y el poeta se ríe de sí mismo y recuerda con una mueca a los ausentes, mientras arroja en el poema su obsesión por la lectura.
El río Paraná se filtra en los versos conseguidos por Previgliano. "La ciudad tapizándose de rojos olvidados con una luces que van encendiéndose a medida que el sol baja más acá el río plagado de olitas", sin interferencias. Descubre la nueva Rosario. Poesía urbana, de besos furtivos. Vuelve Previgliano, un antipoeta consecuente.
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