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 domingo, 31 de octubre de 2004

Violencia en Santa Fe. La Unidad Regional I de Policía tuvo un sábado negro
Asesinaron a tiros a un cabo que resistió el asalto a una pollería
Estaba como cliente cuando irrumpió una banda de delincuentes. Tras identificarse y empuñar su armase desencadenó un tiroteo infernal dentro del comercio. También resultó levemente herido otro hombre

Santa Fe.- El cabo de policía Cristian Magán, de 27 años y padre de tres hijos de corta edad, se convirtió ayer en la víctima fatal de un violento robo. El hombre, quien presta servicio en la delegación policial de la Casa de Gobierno y ayer estaba de franco, se encontraba con ropas de civil -presumiblemente haciendo compras como un cliente más- en una pollería de la zona norte de la ciudad en el mismo momento que tres malhechores intentaron asaltar el comercio. Por eso, Magán se identificó como policía y pretendió evitar el hecho. Pero la única respuesta que recibió fue una andanada de balas que le perforaron el cuerpo y lo mataron minutos más tarde.

El sangriento asalto ocurrió pasado el mediodía de ayer en el establecimiento Aves del Sur, ubicado en Peñaloza y Hernandarias, cuando tres muchachos armados ingresaron repentinamente al local en el cual por entonces había varios clientes. Al ver la actitud de los delincuentes, el cabo Magán dio la voz de alto y empuño su arma reglamentaria, por lo que los ladrones abrieron fuego en un infernal cruce de balas que terminó con la vida del cabo.

Pese a que Magán descargó por completo el cargador de su arma reglamentaria, al menos tres balazos lo alcanzaron en su cuerpo y literalmente lo atravesaron en el tórax y el abdomen, dejando en su piel los orificios de entrada y salida. Los resultados de la autopsia ordenada por el juez de Instrucción de la Tercera Nominación, Julio César Costa, permitirá determinar si fue baleado por la espalda, como en un principio se presumió, y así reconstruir la secuencia del tiroteo.

Aunque la policía no reveló hasta el momento con qué testimonios cuenta, los voceros dieron a entender que la vertiginosidad de los hechos estarían entorpeciendo momentáneamente la investigación y que hasta anoche no se había tenido éxito alguno en dar con el paradero de los asesinos.

Numerosos operativos y una movilización significativa de efectivos que al cierre de esta edición continuaba rastrillando la ciudad de Santa Fe, principalmente varias manzanas de los barrios San José y Villa Hipódromo, llegaron a cercar completamente y durante varias horas ambos sectores santafesinos, donde se requisó casa por casa. En el procedimiento se detuvo a varias personas y se secuestraron numerosas armas, aunque hasta anoche no se había localizado ni apresado a ningún sospechoso del crimen.

Según las declaraciones de los primeros testigos, los delincuentes llegaron hasta el escenario del episodio en un auto de color rojo o bordó. Inmediatamente desnudaron sus intenciones y motivaron que Magán descubriera su identidad para intentar así impedir la comisión del atraco. Pero entonces empezó el cruce de balas en el que también resultó herido otro ocasional cliente, con un proyectil que le rozó una de sus piernas.


Operativos de rastrillaje
Acerca de este cliente, la Unidad Regional I no suministró la identidad, aunque sí confirmó que estaba fuera de peligro y hasta anoche no había podido prestar declaración. Se descarta que tanto este hombre como los dueños del local que lo atendían al momento del hecho serán testimonios esenciales a la hora de recabar señales que permitan identificar a los autores. Con menos suerte corrió Magán. Después de intercambiar disparos, los ladrones huyeron en el mismo auto en que llegaron pero que abandonaron poco después en el mismo barrio de Villa Hipódromo para seguir su huida en un par de motos que robaron durante su alocada retirada.

El cabo, en tanto, cayó malherido y aunque fue rápidamente trasladado por los servicios de emergencia convocados por los propietarios del comercio, ingresó al hospital José María Cullen con una cuadro de gravedad del que pocas horas más tarde no pudo salir, muriendo en horas de la siesta.

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El juez Julio César Costa se hizo presenta en el lugar para recabar directamente los primeros testimonios.

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