| domingo, 31 de octubre de 2004 | Le faltó piolín ¿Te acordás, hermano?... de José Juan Buchignani A los 18 años lo llevaron a jugar a la cuarta de Ñuls y debutó con 4 goles. La primera lo esperaba, pero le tocó la colimba en el 11, se rompió los meniscos y ya no fue el mismo Miguel Pisano / La Capital La lesión de meniscos le cortó las piernas, como diría el Diego. El Gringo Buchignani debutó en la primera de Newell's, pero al poco tiempo le tocó el servicio militar y una lesión de meniscos, que literalmente le cortó la carrera.
José Juan Buchignani nació el 16 de junio del 36 en Coronel Domínguez. Hijo de Luis, un laburante del campo que también hombreaba bolsas en el pueblo, que era hincha de Newell's y que murió a los 49 años, el Gringo le dio al menos la alegría de haberlo visto debutar en la primera del club de toda la vida.
"Yo iba a jugar a Las Rosas y mi viejo, que ya estaba muy enfermo en el Italiano, era capaz de levantarse de la cama para preguntarme si jugaba", recuerda José.
Buchignani comenzó a jugar en los torneos de pibes del pueblo y de la zona: Villa Amelia, Uranga, Paraje El Caramelo, a los que iban de cualquier forma. "Había torneos por todos lados. Ibamos a pie, en bicicleta, a caballo, en sulky, en lo que fuera", simplifica el Gringo, con ese encantador acento campestre. "Ah, yo nací con la pelota", remata como un personaje de Landriscina.
"Mi niñez fue pobre. Mi viejo laburó siempre. Pero estoy contento porque nunca me faltaron la bicicleta, la pelota, los botines y los 15 centavos para la Chinchibira y el sandwich de mortadela o de dulce y queso. No me sobraba pero no me faltaba para comer, en una época en la que a mucha gente le faltaba", monologa el Gringo.
"Yo iba al colegio con los botines, que parecía que tenían puntas de acero. Me gustaba mucho jugar al fútbol y algunas veces la maestra me hacía quedar en el recreo y recién me dejaba salir después de 15 minutos", cuenta José como si hubiera sido ayer.
"Te voy a llevar a Newell's", le dijo un día Enio Belli, un socio rojinegro del pueblo, y a los 18 años el Gringo fue a practicar un martes a la tardecita, después de un lunes furiosamente lluvioso. "Empecé a mirar y estaban todos los monstruos como Roche y un montón más. Agarré una pelota, gambeteé, toqué y la fui a buscar y sentí que el Alemán Celli me dijo •Bien, pibe'", confía el Gringo.
Después de practicar y de firmar, Buchignani debutó en la cuarta especial en el torneo de Honor de la Rosarina, como visitante de Sportivo de Alvarez, a donde fue a verlo toda la parentela. "Ganamos 5 a 1 y metí cuatro goles", se ufana.
"Nos tocó la colimba y el presidente nos preguntó si queríamos hacerla acá, en el 11, o en Borghi. Fuimos al 11, pero nos tocó un oficial que no nos dejaba salir a ningún jugador, entre los que estaban Sacchi y algunos otros. Entonces engordé 21 kilos y me fui a jugar a Argentino. En Buenos Aires tenía un montón de amigos como Boveri, que me habían ofrecido irme a jugar, pero en el último partido contra Brown de Adrogué me rompí los meniscos y terminé en el Británico. Entonces te operaban y no había rehabilitación, así que ahí se me cortó la carrera", resume el Gringo.
Buchignani jugó en aquella cuarta de Newell's que formaba con Castro; Vitali y Ledesma; Tour, Bustamante y Fregenar; Pereyra, Buchignani, Fernández, D'Alessandro y Mastruantonio.
"Por los goles, mi mejor partido en Newell's fue el debut en la cuarta, pero la mayor emoción fue cuando me llegó el telegrama para presentarme en la reserva contra Gimnasia porque me sorprendió", confía el Gringo, que jugó muchos partidos en reserva y un puñado de encuentros en primera, en aquel equipo que jugaba con Righi; Massueri y Danelutti o Semprini; Griffa, José y Angel Echeverría o Fontana; Ramacciotti, Miralles o Boveri, Nardiello o Bolita Carranza, Roche y el Mono Carranza, y en el que después jugaron Puppo, Yudica y la Bruja Belén.
Después de tres años en Newell's, Buchignani jugó otros tres en Argentino, en aquel equipo en el que jugaban Barbasone, Bagnato, Cokrane; Manzi, Dibenau y Vidal; Guela, Ferrarini, D'Alessandro y Pipo Calcaterra.
Luego el Gringo jugó en Unión de Alvarez y en Williams Kemmis de Las Rosas, antes de volver al pueblo y armar una fábrica de implementos agrícolas, con la que aún trabaja, mientras añora los dorados días de su fugaz paso por Newell's, antes de que la lesión y la colimba le cortaran la carrera: "Si no hubiera sido por la lesión, estaba para jugar en primera. Ponele la firma". l enviar nota por e-mail | | Fotos | | "Si no hubiese sido por la lesión estaba para la primera, ponele la firma", asegura el Gringo con nostalgia. | | |