| domingo, 31 de octubre de 2004 | Panorama político El riesgo de otra Corte adicta Mauricio Maronna / La Capital "A los afectados por el corralito les digo que el Estado no permitirá que sean víctimas del sistema financiero. Van a ser respetadas las monedas en que hicieron originariamente sus depósitos. El que depositó dólares, recibirá dólares; el que depositó pesos, recibirá pesos".
El Día de los Inocentes bien podría trasladarse al 2 de enero de 2002, fecha en que Eduardo Duhalde pronunció esa promesa ante la Asamblea Legislativa. O, si resultase una exageración frente al único presidente que se fue del poder con mayor imagen positiva con la que había ingresado a la Casa Rosada, la jornada bien podría recalar en el 26 de octubre de 2004, cuando la Corte Suprema de Justicia ratificó que el eterno retorno de la falta de apego al "deber ser" lejos está de ser un mito.
Lo rubricado por Antonio Boggiano, Eugenio Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda y Augusto Belluscio se convierte en un instrumento apto para un manojo de interpretaciones secundarias, todas atendibles y con una pequeña dosis de verdad, pero que no logra ocultar el corazón de un sistema institucional escaldado por la ruptura de los contratos básicos y el alejamiento de los manuales.
Pequeñas verdades Con un inesperado frenesí, algunos analistas políticos se apuraron en señalar que de no haber fallado la Corte en favor de la pesificación, el corcho de la botella se hubiese destapado, "convirtiendo en papel mojado la artesanía de los economistas del gobierno". Sin dudas, una gragea que contiene un aspecto de la verdad. Algo así como el axioma que tan bien conocen los argentinos a la hora de que sus gobernantes, jueces o empresarios expliquen los porqués de determinadas medidas que vulneran derechos fundamentales: "Era esto o el caos".
El Plan Bónex del menemismo en el 89, más el corralito de la Alianza y el corralón de Duhalde, son capítulos del eterno culebrón nacional, que trasvasa el "noventismo", "el progresismo" y todos los "ismos" imaginables. La máxima de Ulpiano que se recita en todas las cátedras de Introducción al Derecho, "justicia es dar a cada uno lo suyo", sí se ha convertido en papel mojado.
Las necesidades del poder político de turno direccionan las decisiones judiciales de peso y pueden más que el valor empírico de cualquier plexo normativo.
Casi nadie se sobresaltó al leer en las crónicas que desembocaron en la pesificación que "en las últimas semanas, el ministro de Economía, Roberto Lavagna; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y varios funcionarios del Poder Ejecutivo habían expresado a los ministros de la Corte la importancia que podría tener una sentencia del tribunal antes de someter la propuesta de la deuda a los acreedores internacionales". Suena a música conocida, como la que se escribió durante una década sobre el pentagrama del menemismo.
El fallo del martes pasado abre interrogantes sobre la independencia del máximo tribunal.
Aunque las cualidades académicas de los recientemente ingresados (Zaffaroni y Nolasco) se encuentran a años luz de los impresentables Julio Nazareno, Adolfo Vázquez (y siguen las firmas), no puede obviarse una referencia que sería una verdad de perogrullo en cualquier país normal pero se transforma en una advertencia para la Argentina: no hay "mayorías automáticas" o "Cortes adictas" buenas o malas según el linaje ideológico de quienes las integran. "Los jueces hablan por sus fallos", también se recita en las universidades.
La realidad mediática de la semana se columpió entre el fallo pesificador y la curiosa aparición en la residencia presidencial de un intruso que se dio tiempo para merodear por el dormitorio en el que se encontraban Néstor Kirchner, la primera dama y una de sus hijas; pedir un vaso de agua y alejarse con la misma impunidad con la que ingresó. Por algo se escribió que, de haber nacido en Argentina, Salvador Dalí hubiese sido un pintor costumbrista. Pero, sin tanto devaneo intelectual, ¿a quién no se le vino a la mente el sketch del programa "No hay 2 sin 3" en el que, recurrentemente, un intruso se metía entre las sábanas de la cama matrimonial de Olivos? La ficción nativa corre riesgo de quedar sepultada por la realidad.
La liberación de Patricia Nine, en tanto, volvió a poner en escena el típico vaivén anímico de buena parte de la dirigencia. Pese a que el presidente alertó en San Lorenzo sobre los riesgos de caer en el "exitismo" ante un tema crucial como el de la inseguridad, Felipe Solá no trepidó a la hora de reconvertir a la "Maldita Policía" en la "Bendita Policía", y de propagar el fin de los secuestros. Solamente faltó que anunciara la firma de un decreto para que el comisario Osvaldo Seisdedos pasara a llamarse Osvaldo Diezdedos.
En la provincia de Santa Fe los grotescos siguen su derrotero irrefrenable. Diputados y senadores de todos los colores políticos resultaron incapaces hasta de elaborar en conjunto un proyecto de declaración criticando los hechos de violencia registrados en el Ministerio de la Producción. Solamente el intendente Miguel Lifschitz utilizó el sentido común para mostrar su rechazo a los violentos.
Teniendo en cuenta la cantidad de dirigentes que dicen (sin que nadie les pregunte) no conocer a José Mustafhá, el voluminoso empresario va camino a convertirse en un bumerán para determinado sector de la oposición.
Detrás de la hojarasca La ley de lemas, por fin, va camino a un epílogo anunciado hace varios domingos. Después de sobrevolar un escenario cargado de palabrerío vacuo, declaraciones ampulosas y mucha sobreactuación, los justicialistas leyeron el miércoles que Carlos Reutemann (después de medir los tiempos) le firmó el certificado de defunción a la ley de lemas. "Ya fue", dijo el Lole, y ahora son varios los que están decididos a cambiar el voto original en el Senado.
Jorge Obeid viajó tranquilo hacia Cuba, soñando que (con la nacionalización de las elecciones) Kirchner se instalará en Santa Fe para hacer campaña por el justicialismo, equilibrando lo que, hoy por hoy, se preanuncia como una paliza electoral de la oposición.
Aunque el socialismo esté decidido a ir por más, soñar no cuesta nada. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |