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 domingo, 31 de octubre de 2004

Agustín Bermúdez, un empresario que sigue creciendo
Luces y sombras del hombre más poderoso del transporte rosarino
Cultiva un estricto bajo perfil y su círculo íntimo incluye influyentes políticos

Diego Veiga / La Capital

Administra trece líneas urbanas, tres interurbanas y desde hace unos meses también tiene colectivos circulando en la ciudad de Santa Fe. Controla casi el 60 por ciento del transporte rosarino y en sus unidades viajan a diario cerca de 150 mil pasajeros. Cultiva un estricto e inviolable perfil bajo -su rostro es prácticamente desconocido- y entre sus hombres de confianza se alistan políticos de primera línea con aceitados contactos con los poderes de turno. Hoy, y mientras otras empresas del sector están en convocatoria de acreedores, la suya sigue creciendo ¿Quién es Agustín Bermúdez?, ¿cómo hizo este hombre que comenzó trabajando en un taller de reparación de elásticos de camiones y ómnibus para convertirse en "el zar del transporte rosarino"?

Para conocer las respuestas tan sólo hay que desandar la historia del transportista que con los años cimentó un imperio que en la actualidad lo posiciona como el empresario más exitoso del sector. Una historia en la que se mezclan desde denuncias por incumplimientos de aportes previsionales hasta anuncios de compras de unidades con equipos de seguimiento satelital.

Cuestionado por algunos y admirado por otros, Bermúdez rechaza una y otra vez una entrevista periodística y vuelve a sumergirse en el enigma que lo envolvió siempre. Alejado de flashes y micrófonos teje sigilosamente sus estrategias comerciales y sigue creciendo. A tal punto que si hoy decidiera no sacar sus unidades a la calle, más de la mitad de la ciudad quedaría a pie.

"Bermúdez comenzó trabajando en un taller de reparación de elásticos de camiones y colectivos en la zona sur de la ciudad, casi saliendo para Villa Gobernador Gálvez", recuerda hoy un hombre que supo dialogar seguido con el empresario.

En aquel taller que puso en sociedad con su hermano Ginés, el Gallego (tal cual lo apodan sus amigos) empezó a entrar en contacto con empresarios del transporte.

Ginés y Agustín se dedicaron a arreglar elásticos durante algunos años, pero la obsesión de los hermanos Bermúdez era administrar sus propias líneas de colectivos, oportunidad que recién se presentaría en los setenta.

Villa Gobernador Gálvez vio circular la primera empresa de Agustín Bermúdez: Martín Fierro. Y no pasó mucho tiempo para que desde el territorio que supo dominar Pedro González (con quien tiene una fluida comunicación) saltara a Rosario.


El desembarco
El desembarco en esta ciudad se produjo a fines de los setenta, cuando compra la empresa Primera Junta (ex línea 52), al tiempo que su hermano se hizo cargo de las empresas Tana y Taga.

Por esos días, diferentes referentes del justicialismo (básicamente de Villa Gobernador Gálvez) ya formaban parte de su entorno. Es más, en la actualidad, el ex secretario de Trabajo de la provincia durante la gestión de Carlos Reutemann, Oscar Ercoli, maneja las relaciones públicas de su empresa.

En 1979 logró adjudicarse la línea de trolebuses, servicio por el que se enfrentó duramente años después con Héctor Cavallero, quien en julio de 1991 le quitó la concesión "por gravísimas fallas e incumplimientos de todo orden causando ingentes daños al patrimonio municipal".

A esa caducidad le seguiría un recurso de amparo presentado por Bermúdez y una larga batalla judicial antes de dejar el servicio que, según aseguran las fuentes consultadas, "le permitió seguir explotando un año más el corredor que mejor rentabilidad daba en la ciudad". Para ese entonces ya llevaba cerca de una década dedicada al transporte, al tiempo que su hermano se debatía al borde de la quiebra, situación que sucedió irremediablemente.

Sus contactos políticos se siguieron acrecentando y hasta logró reclutar en su empresa a funcionarios municipales que trabajaban en la Secretaría de Servicios Públicos.

Con la llegada de Hermes Binner al Palacio de los Leones y la lenta y continuada caída del sistema de transporte, Bermúdez comenzó a tejer una estrategia que terminó dando sus frutos: absorbió los recorridos de otras empresas que ya no podían seguir prestando el servicio y sus colectivos comenzaron a recorrer también el amplio corredor que va desde Villa Gobernador Gálvez hasta Puerto General San Martín.

Pero mientras crecía, también lo hacían sus incumplimientos. En marzo de 2000, la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) lo denunció por retención indebida de aportes. Un mes antes, cerca de 200 choferes de sus líneas lanzaron un paro y el por entonces secretario gremial de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Eduardo Gutiérrez, aseguró: "Bermúdez tiene 40 unidades nuevas que están paradas, otras tantas que están en circulación y todos esos coches fueron comprados con el sueldo de los trabajadores. Este empresario no realiza los aportes jubilatorios correspondientes".

Luego de la huelga, Gutiérrez no permaneció mucho tiempo más en la conducción de la UTA. Y por estos días, el titular del gremio, Manuel Cornejo, apareció en los medios asegurando que Bermúdez "tiene la mejor flota y es el empresario que más renueva unidades". Los cuestionamientos quedaron atrás. Hoy es tiempo de paz entre colectiveros y empresarios.

Ahora las voces críticas se alzan desde el Concejo. Hay quienes aseguran que el nuevo sistema de transporte "está armado para él", pero desde su entorno remarcan que al transportista "ya no le interesa quedarse en Rosario".

Con sus 57 años sigue fiel al estilo reservado que siempre cultivó. Nada de entrevistas y hasta mentiras piadosas de su secretaria. "Está de viaje hasta fin de año", le dijo a este diario el miércoles pasado. Algo es seguro, mientras el resto de las empresas del sector están concursadas, la suya sigue creciendo: 360 coches recorriendo Rosario con una antigüedad máxima de 5 años dan cuenta de ello. Son las luces y sombras que envuelven a "el zar del transporte rosarino".

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La firma Rosario Bus de Agustín Bermúdez administra en Rosario 13 líneas de colectivos.

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