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 miércoles, 27 de octubre de 2004

El codiciado voto del afiliado religioso en EEUU

Pauline Arrillaga

Phoenix, Arizona. — Los votantes que tienen afiliación religiosa definida se han convertido en bloques codiciados por las campañas presidenciales en EEUU. Y los valores variados que apoyan —muchos de ellos contrapuestos— se han incorporado como códigos de la terminología política.

  Hay guías de votantes que apoyan el respeto a la vida y folletos eclesiásticos de grupos como la Coalición de Valores Tradicionales que no hablan del cuidado de la salud ni de la economía sino del aborto, los homosexuales y la fe. Simultáneamente campañas organizadas por el Fondo de Victoria de Homosexuales y Lesbianas apoya a los candidatos con mayor probabilidad de luchar por sus derechos a la igualdad.

  El Comité Nacional Demócrata contrató a un coordinador de comunicación religiosa y lanzó una página en la internet denominada “John Kerry comparte nuestros valores” para hablar sobre los pobres, el hambre y el ambiente. El “Equipo católico” de los republicanos ensalza los programas del presidente George W. Bush de raigambre religiosa y su “defensa de la vida”. Y el “Equipo musulmán” republicano promete promover a gente ”de toda condición”.

  En Estados como Kansas, observadores interdisciplinarios asisten a los servicios de congregaciones cristianas para asegurarse de que los pastores no avalen candidatos, mientras que un grupo hace lo mismo en las parroquias con clérigos de orientación liberal.

  Kerry ha dejado de lado su reticencia a hablar sobre sus creencias religiosas. “No exhibo mi propia fe en la solapa, pero ésta me ha dado valores y espero respetarlos”, dijo al aceptar la candidatura presidencial demócrata.

  Bush, que ventila abiertamente sus creencias como metodista y cristiano renovado en la fe, ha ejecutado un malabarismo delicado. A la vez que fomenta el apoyo de la derecha religiosa, ha cortejado a moderados como cuando la convención de su partido republicano dio espacios preferentes a oradores como Arnold Schwarzenegger y Rudy Giuliani, republicanos que apoyan el aborto y los derechos de los homosexuales.

  Por cierto no todos los estadounidenses se ubican en los polos del debate sobre los valores morales. Las hermanas Leslie Todd y Shelley Davis se criaron asistiendo a la iglesia y, aunque consideran que tienen espiritualidad, no asisten regularmente a los servicios religiosos. Para ellas los “valores” significan sobre todo integridad. Para Todd, consultora comercial cuya compañía no le proporciona seguro médico, el cuidado de la salud tiene más peso que los “valores” tradicionales. Para Davis, abogada, se trata de la guerra en Irak y la relación de EEUU con el resto del mundo. “Para la mayoría, practique o no una religión, su preocupación es realmente lo que tiene delante: su familia y su empleo”, dijo Todd.

  En la Encuesta Nacional de Religión y Política de este año, una consulta a 4.000 personas en edad de votar patrocinada por el Foro Pew de Religión y Vida Pública, dirigido por Luis Lugo, las cuestiones económicas predominaron para los encuestados de todas las grandes religiones —protestantes, católicos, judíos— y los de otras denominaciones. En segundo lugar quedó la política exterior, y en un lejano tercer puesto las “cuestiones culturales” vinculadas con el debate sobre los valores. Solamente un subgrupo religioso —evangélicos tradicionales— escogieron las cuestiones culturales como prioridad.

Reñida elección

  Los analistas políticos notan que ese grupo, que representa el 12,6% de la población, podría decidir una elección presidencial reñida, particularmente en los once Estados cuyas boletas para los comicios de noviembre incluyen una enmienda estatal propuesta que prohíbe el matrimonio homosexual. Entre ellos están Ohio y Michigan, potencialmente decisivos.

  La mayoría de los estadounidenses tiene más dificultades en reconciliar sus creencias religiosas con su ideología social y política. En la Encuesta Nacional de Religión y Política una ligera mayoría favoreció el derecho de la mujer al aborto en la mayoría de las circunstancias, aunque una mayoría más amplia apoyó la investigación de las células troncales embriónicas, una práctica que algunas denominaciones religiosas equiparan al aborto.

  En cuanto al matrimonio, una mayoría favoreció el casamiento tradicional entre un hombre y una mujer, aunque fueron más los que aceptaron que los homosexuales merecen iguales derechos que los demás. John Green, politólogo de la Universidad de Akron que condujo la encuesta, emplea un ejemplo de la vida real para ilustrar lo complejo de la situación.

  Después de hablar recientemente en una Iglesia Católica en Ohio, un grupo de feligreses manifestó incertidumbre sobre el criterio que deberían usar para elegir entre Bush y Kerry. Examinaron cuidadosamente las declaraciones de los obispos sobre distintos temas y la “protección de la vida humana” quedó en primer lugar. La mitad consideró que debían dar mayor peso a la cuestión del aborto. Pero la otra mitad prefirió calificar a los candidatos en todas las cuestiones y votar por el candidato de mejor calificación general. (AP)

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