| miércoles, 27 de octubre de 2004 | El valor de las palabras Rosario, sede del III Congreso de la Lengua Española. Un coqueto adoquinado enmarca el teatro El Círculo y se ha eliminado la desprolijidad de los perros callejeros. Una vez más, la casa está en orden y mi corazón más triste. Evidentemente, las palabras son un instrumento de expresión o de asfixia emperifollada y el prestigio cotiza alto en el mercado de la idolatría. ¿Por qué no me sorprende que les preocupe enaltecer la letra muerta y ultrajen la poesía?
Gabriela Hutt, traductora
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