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 lunes, 25 de octubre de 2004

Resolución judicial por un crimen ocurrido en mayo pasado
Procesado por usar la culata de un revólver como arma asesina
Le fracturó el cráneo a su oponente, quien antes de morir pasó por una odisea

Un juez de Instrucción dictó la prisión preventiva y el procesamiento de un hombre de 27 años que causó la muerte a otro de 20 al que le fracturó el cráneo a culatazos de revólver para robarle. El magistrado también envió copia de la causa a un juez correccional para que investigue si incurrieron en mala praxis un radiólogo y una médica de un hospital público que atendieron a la víctima y no detectaron que tenía doble fractura en la base del cráneo (ver aparte). El herido llegó y se fue por sus propios medios del nosocomio y murió poco después como producto de esas lesiones.

El episodio ocurrió la noche del 18 de mayo en la zona de Dean Funes y Río de Janeiro, en el suroeste de la ciudad. Fue allí donde, según la resolución judicial, Mario Alberto Lorio, alias Pomelo, atacó a Hernando Andrés Becker y le propinó los golpes que luego causarían su deceso.

De acuerdo a las constancias del expediente que instruye el juez Jorge Eldo Juárez, Lorio interceptó a Becker en la vía pública y le dio varios golpes en el rostro y la cabeza con la culata de un revólver, presumiblemente un calibre 38.

Aunque quedó aturdido por los golpes, Becker buscó a su hermano y a unos amigos y se fue hasta el Hospital Carrasco, donde lo atendieron en la guardia. Allí le hicieron algunas curaciones, sacaron radiografías y luego le dieron el alta. El muchacho, entonces, se marchó a su casa a bordo de un colectivo y siempre acompañado por el hermano, de 17 años.

Pero en el camino se encontraron con un retén policial que detuvo el ómnibus en el que se desplazaban y descubrió en la mochila del menor de los Becker un par de navajas y por eso fueron hasta la comisaría 13ª. Fernando Becker estuvo allí un par de horas hasta que se comprobó que carecía de antecedentes. Su estado era normal y sólo presentaba huellas de golpes en el rostro.

Luego se retiró para irse a su casa, aunque un patrullero del Comando Radioeléctrico lo encontró un par de horas después en Gálvez al 4100. Estaba muerto y los policías de la 13ª notaron en el acto que se trataba del mismo que había pasado un rato antes por la comisaría de San Nicolás al 2100.

Fueron los médicos forenses quienes advirtieron la causa de la muerte: Becker tenía doble fractura en la base del cráneo y por esa razón su deceso finalmente fue atribuido a los golpes que le habían propinado en aquel incidente previo.

Lorio, en tanto, fue señalado por el más chico de los Becker y detenido por orden del juez Juárez. Aunque negó los hechos, incluido un episodio ocurrido dos días antes del que ya había participado la víctima, el magistrado consideró que hay indicios para procesarlo y así lo hizo. La acusación es por robo seguido de muerte. Si alguna vez lo condenaran, podrían darle entre cinco y 15 años de prisión.

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En el Hospital Carrasco no diagnosticaron la gravedad de las heridas de la víctima.

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