| domingo, 24 de octubre de 2004 | Loco de la Escopeta:dos testigos hablaron de "una 4x4 verde" Uno incluso precisó la marca y el modelo, Suzuki Vitara. Pero ninguno vio un arma Dos testimonios coincidieron en señalar a una camioneta tipo 4x4 de color verde, que sería una Suzuki Vitara, como vehículo sospechoso en el ataque perpetrado el viernes contra un colectivo de la línea 112, en la última aparición del criminal conocido como el Loco de la Escopeta. La irrupción reiteró patrones anteriores del tirador: disparó con una escopeta 12.70, usó perdigones de acero que son mortales y lo hizo contra el transporte público desde un vehículo en movimiento.
Los que advirtieron al vehículo señalado a la policía no dijeron haber visto a alguien apuntando desde el interior con un arma. Solamente plantearon haberlo divisado pasando en dirección contraria al ómnibus luego de sentirse la detonación.
Fuentes de la Jefatura de Policía señalaron que había que tomar muy cautelosamente el dato de la camioneta verde. Precisamente porque nadie observó un arma y porque había otros vehículos circulando en la cuadra.
El que habló de una Suzuki Vitara verde fue el chofer del interno 27 de la línea 112, Alberto Aredes, quien manejaba por Pellegrini al 1100 cuando la detonación sobrecogió a los 53 pasajeros y a la gente que estaba en la cuadra. Aredes había dicho también, el viernes mismo, que al sentir la detonación miró por el espejo retrovisor y vio varios vehículos.
La otra persona que dio cuenta de "una 4x4 verde" fue un cuidacoches de la zona, un hombre de unos 30 años, que no pudo identificar la marca del rodado. La declaración tanto del cuidacoches como del chofer fueron registradas en la comisaría 2ª.
La ausencia de testigos firmes, sobre todo de los pasajeros, se explicaría, según una versión de la comisaría 2ª, porque dada la dirección contraria del colectivo, al producirse el disparo el vehículo del tirador ya había quedado fuera del alcance de los viajeros. La sorpresa del ataque contribuye a dispersar la atención de los presentes. "La conmoción hace que la gente demore unos instantes para situarse en lo ocurrido. El tiempo que se demora en superar ese aturdimiento momentáneo es aprovechado por el agresor para salir de escena", dijo un investigador.
Como en casos anteriores, el denominador común tras este último ataque es la incertidumbre. Los teléfonos de Jefatura se llenaron nuevamente de llamados imprecisos: casi todos referían comportamientos "extraños" de gente conocida "que tiene una escopeta", pero ninguna conexidad con los sucesos que se investigan.
La irrupción del viernes fue poco después de las 9 en Pellegrini entre Sarmiento y Mitre. La perdigonada destrozó la última ventanilla del lado izquierdo del ómnibus, que avanzaba hacia el oeste, y los vidrios provocaron heridas leves a dos chicas de 23 y 15 años. Según la conjetura más reiterada por los policías, se disparó desde un vehículo algo más alto que un auto, dado que la perforación de los perdigones en la carrocería implicarían un ingreso recto y no ascendente. La distancia desde el origen del tiro al destino fue calculada entre 5 a 7 metros.
El cartucho que se encontró, el que contenía las municiones, es del mismo tipo de los dos anteriores ataques a colectivos: el del 25 de agosto de 2003, cuando en 27 de Febrero y Corrientes fue baleado un , y el del 11 de abril de ese año, cuando un escopetazo contra un 131 mató a Florencia Rubino, de 12 años, en la esquina de 27 de Febrero y Corrientes.
Inicialmente, los investigadores se entusiasmaron con el eventual aporte que las videocámaras de los dos bancos próximos al lugar del incidente pudieran hacer respecto de los vehículos que pasaban. Pero la expectativa declinó al saberse que la cámara externa de la agencia bancaria más cercana solamente registra imágenes de noche. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El 112 con 53 pasajeros iba por Pellegrini y tras pasar Sarmiento se oyó el disparo. | | |