| domingo, 24 de octubre de 2004 | El lírico ¿Te acordás, hermano?... de Angel Echeverría El ex insai derecho de Newell's en los 50 era un jugador exquisito Miguel Pisano / La Capital "Nos encontramos en el Real", sorprende el Vasco Echeverría, como si el tiempo se hubiera quedado a vivir en Rosario Norte. El Real era el viejo cine y teatro de bulevar Oroño y Salta, del que sólo se salvó el edificio con el encantador cartel, debajo del cual el ex insai derecho de Newell's en los 50 comparte un café con Ovacion.
"Cuando éramos chicos por el barrio a la noche pasaba el lupinero, un gringo que iba a caballo, y con los pibes decíamos que era de la mafia. Me acuerdo que los lupines valían cinco guitas, como los helados", confía mágicamente el Vasco, en otra postal de época.
Angel Lorenzo Echeverría nació el 2 de marzo del 33 en Boedo, "atrás de la cancha de San Lorenzo", cuando estaba en el viejo Gasómetro de la avenida La Plata, pero desde muy chico su familia volvió a Rosario. Sus padres, Josefa y Clemente, dos vascos que vinieron de pibes, formaron una familia trotamundos, que recorrió infinidad de pueblos de la Pampa Gringa de la mano del padre, un viejo peluquero de Rosario Norte. "Mi viejo nació en Rosario Norte porque mi abuelo tenía una peluquería enfrente de la estación, que era muy popular porque cortaba el pelo y sacaba muelas", recuerda el Vasco, en la época en la que una copita de grapa era el único anestésico de los dentistas de barrio.
"Mi viejo era un caminante que recorrió toda la provincia de Buenos Aires y parte del país con la peluquería, con decirte que mi hermano José nació en La Pampa, en Huinca Renancó", revela Angel, el tercero de siete hermanos, dos años menor que José, aquel fulbá de Newell's con el que jugó algunos partidos en primera.
"Me crié en Rosario Norte. No sabés los partidos que hacíamos en la calle Callao, donde pasaba el lupinero con una bolsa y sacaba una bolsita de papel de estrasa y te la vendía. Eran las 12 de la noche y estábamos en la calle, donde había una cola de taxis que doblaba por Güemes porque llegaba el rápido de Buenos Aires", historia el Vasco.
Encantadoras épocas en las que iban a la escuela Almafuerte y los domingos al viejo cine y teatro Real, de bulevar Oroño y Salta, donde daban los antológicos episodios o "tres de comboys", y hasta sorteaban la soñada bicicleta. "Me acuerdo siempre de la tarde que fuimos al Real con mis hermanos José y Clemente, que se ganó la bicicleta. ¡Qué alegría! Ese día ni entramos. Nos fuimos derecho a casa. Clemente en la bicicleta, y yo con José corriendo atrás, rajando para la calle Güemes. ¿Sabés lo que era tener una bicicleta cuando éramos pibes?", rebobina Angel la imperdible película de la memoria en el Rosario Norte de antaño, los bravos pagos del poeta Aragón, Rita La Salvaje y el increíble Pataqueno, un croto que vendía billetes de lotería truchos. "Pichincha está entre Lagos, Salta, Francia y el ferrocarril. Nosotros éramos de Rosario Norte", aclara Angelito, como los gatos que marcan su territorio.
Angel comenzó a jugar de delantero en el baby del club Refinería y del club Gorriti, a los 12 años, cuando la familia se mudó de barrio, y cuando terminó la primaria se metió en la escuela del Ministerio de Obras Públicas, donde jugaba con el Indio Morales, Indalecio López y Miguel Larrosa. "Jugábamos en el Ministerio contra los equipos de Santa Fe, Corrientes y Buenos Aires. Yo nací en Newell's. A los 14 años un día con otro pibe fuimos a practicar en la quinta con el Alemán Celli y quedé. Había una quinta floja y una fuerte, y jugué un año en cada una, uno en cuarta común, uno en cuarta especial y con 17 años me enchufaron en la primera en el 52. Y debuté contra Lanús, en un partido en el que lo marqué a Durán, un wing izquierdo petiso y ligero, que había sido de Newell's", historia el Vasco.
"Cuando lo vendieron a Lombardo empezaron a pasar half derechos: el Colorado Soresi, el Negro Bustos. Me fue bien y empecé a jugar", recuerda Angel aquel equipo de Newell's que formaba con Musimessi; Cabrera y Kasparian; Angel Echeverría, Faina y Puisegur; Contini, Verón, Mardizza, Belén y Ortihuela.
El Vasco jugó en Newell's hasta el 58 y compartió la recordada gira amistosa por Europa, cuando el Loco Castro se enteró de que iba a ser padre y les pidieron a los dirigentes que pagaran una cena.
Echeverría recuerda su mejor partido en Newell's cuando era capitán y lo marcó a Ceconatto, una lluviosa noche en la que le ganaron 3 a 1 en la vieja cancha del parque Independencia, a aquel gran equipo de Independiente en el que jugaban Lacascia, Grillo y Cruz.
"Me echaron una sola vez, en reserva, contra Vélez en Buenos Aires, y ese fue el recuerdo más triste", confía el Vasco sobre la época en la que no había cambios y recuerda la tarde en la que Griffa se lesionó en la primera jugada en un partido contra Boca en el parque Independencia, que tuvieron que jugar con un hombre menos.
Después de Newell's, Echeverría tuvo una oferta de Banfield, donde no arregló porque no estaba su presidente, Valentín Suárez, y se fue a jugar a Tampico de México hasta el 64, para luego jugar varios años en el campo, poner una cigarrería con su hermano José y seguir tomando café en el bar de siempre. Como esta semana, cuando Angelito sorprendió con la frase que repiten los vascos desde hace más de 60 años: "Nos encontramos en el Real". l enviar nota por e-mail | | Fotos | | Echeverría y lo que quedó del Real. Una postal que el ex Ñuls lleva grabada. | | |