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 sábado, 23 de octubre de 2004

La Corte británica permite a médicos que no asistan a un bebé gravemente enfermo

La Corte Suprema de Londres determinó ayer que se le puede negar a un bebé gravemente enfermo la ventilación mecánica (respiración artificial) si el paciente deja de respirar. Esta decisión es similar a una disposición previa, en otro caso de un bebé críticamente enfermo.

Ruth Winston Jones, de Gales del Norte, buscaba que la Justicia ordenara que los médicos resucitaran a su bebé Luke, que tiene nueve meses y padece una enfermedad genética poco común, si su condición se deteriora.

Pero Elizabeth Butler Sloss, presidenta de la División de Familias de la Corte Suprema, dijo que la utilización de la ventilación médica para Luke podría hacer que el hijo de Winston Jones se torne dependiente de ese tratamiento. La magistrada agregó que eso implicaría que Luke perderá el estrecho contacto con su madre, que es lo único que da sentido a su vida.

Sin embargo, Butler Sloss dijo que debería seguir abierta la posibilidad de que a su hijo le apliquen masajes cardíacos, que consisten en que un doctor comprima el pecho de un paciente para "apretar el corazón" y reactivar su funcionamiento.

Un representante de la madre de Luke dijo a los periodistas que el bebé tenía una "calidad de vida muy significativa" y que su madre continuará "luchando por él".

Los médicos del Hospital de Niños Alder Hey, de Liverpool, donde Luke está recibiendo tratamiento, llevaron el caso a la Corte porque querían recibir consejo sobre qué hacer en caso de que el paciente deje de respirar.

Winston Jones, que está separada de su marido y tiene otros dos hijos, los acusó de "jugar a ser Dios".

La High Court en Londres respondió a la demanda de los médicos, que argumentaron que en caso de una nueva crisis respiratoria del bebé un respirador sólo prolongaría su sufrimiento innecesariamente.

El niño de nueve meses padece el síndrome de Edwards, una enfermedad hereditaria poco común, que según los médicos conduce a la muerte en pocas semanas.

La madre de 35 años no niega que su hijo vaya a morir pronto, pero reclama que esto suceda "a su debido tiempo" y que el proceso no sea acelerado.

Su abogado le dijo al tribunal que cualquier persona puede ver lo estrecha que es la relación entre madre e hijo y que el pequeño Luke está haciendo progresos y desarrollando su personalidad: "Nadie, ningún médico ni juez puede decirle a Ruth (la madre) que no vale la pena luchar por la vida de su hijo".

Este mes, un juez dispuso que los médicos no estaban obligados a revivir a una bebé prematura que tenía una enfermedad crítica, Charlotte Wyatt, si volvía a detenerse su respiración.

Los padres de Charlotte también habían buscado una orden judicial para impedir que los médicos dejaran que su bebé muriera. (Reuters)

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