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 miércoles, 20 de octubre de 2004

Apoyo para dejar el cigarrillo

Considerando el tabaquismo como una verdadera adicción, el tratamiento que posibilita el abandono se enfrenta con dificultades similares a las del resto de las adicciones. Infravalorada hasta el punto de calificarla como un hábito y dado su carácter de consumo legal, fumar cigarrillos sigue siendo aceptado por el común de la gente como una poco menos que inocente costumbre.

Cuando un fumador se decide a dejar el cigarrillo enfrenta serias dificultades derivadas de los complejos mecanismos que las adicciones desencadenan. El 90 % de los fumadores piensa que dejar de fumar es muy difícil. Este falso concepto tiene origen en las múltiples experiencias previas de fracaso. Al intentar abandonar el cigarrillo, la mayoría de los adictos elige metodologías inefectivas y hasta contraproducentes, fruto de la improvisación o el asesoramiento inadecuado, que al terminar casi indefectiblemente en fracaso abonan la creencia de que liberarse del cigarrillo es una tarea extremadamente dificultosa.

En realidad casi ningún tratamiento de casi ninguna afección tiene éxito si se emplea una metodología inadecuada o insuficiente. Sin embargo, para dejar de fumar, intenta, (y generalmente fracasa), utilizando estrategias inadecuadas.

El empleo de diferentes recursos terapéuticos se hace la mayoría de las veces necesario para lograr el abandono, en una modalidad de terapia denominada "de ataque múltiple". Una de ellas, la terapia grupal orientada a vencer la adicción bajo la coordinación de especialistas proporciona una herramienta idónea con muchísimas probabilidades de éxito. El grupo acompaña, contiene, consuela, estimula, motiva. En grupo se diseña en conjunto la estrategia semanal. El grupo enfrenta dificultades y las resuelve. El grupo comparte los logros. El grupo amortigua el sufrimiento y potencia la alegría del éxito compartido.

El simple análisis de los mecanismos de la adicción, la implementación de dietas que disminuyen la compulsión a fumar e impiden el aumento de peso secundario al abandono, la puesta en marcha de planes de actividad física aeróbica regular, de técnicas de relajación, la utilización de fármacos como sedantes, bupropión o sustitutos de la nicotina, y la implementación progresiva de técnicas conductuales que van pautando el abandono progresivo, son algunas de las estrategias que se emplean con éxito entre quienes acceden a estas terapias.

Lamentablemente las limitaciones y consecuencias orgánicas de fumar se instalan con la suficiente lentitud como para pasar desapercibidas al principio, presentarse bajo identidad impostada y ser atribuidas a cientos de causas suplentes encargadas de reemplazar al verdadero culpable ante la consideración del propio fumador, que de esa forma negocia con su conciencia seguir fumando a pesar del deterioro físico que experimenta.

Nuevos métodos terapéuticos proveen de recursos de enorme valor para el plan de abandono. Las posibilidades con que hoy se cuentan permiten una estrategia personalizada para cada caso, individual, única, para cada paciente en el contexto de un grupo.

Carlos A. Lorente

Cardiólogo

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