 | lunes, 18 de octubre de 2004 | Las armas y los niños Son de lamentar los comentarios de la docente Patricia Pognante respecto de la relación de las armas y los niños, publicados en La Capital en la columna Reflexiones del viernes pasado. Expone un pensamiento carente de todo fundamento científico, ideológicamente represor en el peor sentido, y por lo tanto, prejuicioso. La docente debiera saber que dos de las obras fundamentales de nuestra cultura son: "Totem y Tabú", de Sigmund Freud, y La Biblia, nada menos. En esa obra Freud nos enseña que la cultura está fundada sobre un crimen. "El fantasma del asesinato del padre". Esto quiere decir muchas cosas que la docente puede dejar dormir en la ignorancia; pero debe despertar y despertar a los alumnos de que nuestra "humanidad" no es de un perfil "hippie", bondadoso y floral como de sus pensamientos se puede deducir. La Biblia nos enseña lo que la maestra ignora: que existen "Los diez Mandamientos" que revelan un incorregible malestar entre las pulsiones humanas y la ley, que es el fundamento de las religiones y la cultura toda. Quiere decir algo muy simple. La ley hace conocer el pecado: San Pablo, Epístola a los Romanos, "el pecado que mora en mí". No es prohibiendo los instrumentos con que podemos dañar al otro que vamos a evitar el crimen. Se puede pinchar el ojo de un amiguito con la espina de la rosa más inofensiva. Señorita, no son las armas las malas, somos nosotros: usted, que es tan buena, yo, todos. Por el contrario, la función del juego con armas permite sublimar (función que usted atropella) y alejar, por lo tanto, el pasaje al acto criminal, inconscientemente por todos deseado, aunque le resulte indigesto, y que pertenece más al campo de la locura (de la que nadie debe estar seguro que no la encontrará en el jardín)...Y la guerra, aunque no nos guste, es profundamente humana. Señorita, no hacemos las guerras porque juguemos con armas; se hacen porque no encontramos las palabras que la eviten."O la palabra o la muerte". En el Renacimiento y antes, los padres llevaban a los niños a presenciar las batallas. Hay bellísima música sobre esto. Hoy la gente se mata en una cancha de fútbol por el destino de una pelota. La pedagogía higiénica que usted propone es peligrosa para sus alumnos porque promueve la represión alentando lo peor del retorno de lo reprimido.
Gonzalo Garay, psiquiatra, docente de las facultades de Psicología y Humanidades y Artes, DNI 5.950740
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