 | lunes, 18 de octubre de 2004 | La otra cara de Rosario Rosario se limpia. Se pone linda. Da gusto. Y todo, o casi todo, gracias al Congreso de la Lengua. Los frentes se pintan, las veredas se arreglan. Ciertamente, la ciudad tiene otra cara. Tal es así que ya hace un tiempito no se ven por ahí a los vagabundos, marginales y demás que dormían habitualmente en los umbrales, las plazas y los parques. Quien viva cerca de, por ejemplo, Ovidio Lagos y 27 de Febrero, recordará a un vagabundo parecido a Bob Marley que solía estar en la esquina de pasaje Independencia y Lagos. Hace unos cuantos días que no lo veo. Y seguramente todos tendremos algún desamparado que hace rato que no nos pide un cigarrillo. Porque hace rato que no está. Espero que no sean reminiscencias setentistas (muy de moda), las que han ocultado a los mendigos y otros "impresentables" en asilos e institutos, hasta que los visitantes ilustres se vayan. ¿Alguien se acuerda de lo que hizo Bussi cuando fue Videla a Tucumán? Espero que todo esto no sea más que una fantasía mía. Y que pasado el Congreso, los "Bob Marleys" sean vistos, no en una esquina, tapados con diarios y cartones, sino silbándoles piropos a las chicas subidos a un andamio, ahora que la construcción está de moda. Entonces, y solamente entonces, Rosario tendrá otra cara.
DNI 22.087.733
enviar nota por e-mail | | |