Los datos y las evaluaciones

Según las denuncias registradas en Missing Children hay 1450 casos de chicos desaparecidos en distintos puntos del país. Se supone que la cifra total es mayor, dado que la red no cuenta aun con datos de todas las provincias. "A nivel gubernamental no hay nada, tampoco de la Secretaría del Menor y la Familia", dice Susan Murray. El 91 por ciento de los menores perdidos son reintegrados a sus hogares, de acuerdo a la misma estadística.

-¿Qué pasa cuando aparece un chico?

-Es una alegría, una fiesta total. Es lo que nos da fuerza para seguir con los otros chicos que no está en búsqueda, que no están encontrados. Nosotros, en las voluntarias nos juntamos un día a la semana y los demás días nos comunicamos por correo electrónico o por teléfono. Cuando una voluntaria que está siguiendo un caso, una denuncia, se entera que el chiquito apareció, fue encontrado y que el juzgado lo tiene localizado, inmediatamente nos mandamos un mail grande que dice "apareció". Y es una alegría, una emoción muy muy grande. Es difícil de explicar pero es como si uno de nuestros hijos apareciera.

-¿Cuál es el mensaje con relación a la prevención?

-Lo que vemos como cosa común es que no hay un tema que implique un problema económico o social, sino más bien familiar. Y sobre todo en los adolescentes que en algún momento perdieron la posibilidad de comunicarse con sus padres y de decirles los problemas que padecen. Quizás la mejor prevención es recordar que nuestros hijos nos necesitan y que necesitan saber que los queremos y son importantes para nosotros. Estamos tan metidos en el día a día, en si llegamos a fin de mes que a veces nos olvidamos que nuestros hijos necesitan un espacio. Entonces, para reclamar ese espacio los chicos toman esa decisión. Hay padres que nos dicen "no me dí cuenta de que mi hijo estaba teniendo un problema". Por eso les pedimos a los papás que hablen con los amigos de sus hijos, porque a través de ellos se aborda un mundo desconocido. Nos pasó un caso puntual con un padre que descubrió que su hija llevaba una doble vida, que se escapaba en medio dela noche, que tenía problemas de adicción y que tenía un novio que ni sabían que existía. "No reconozco a mi hija", nos dijo. Eso, ¿qué te marca? Que esa chica no tenía acceso al diálogo con los padres. Esa chica recurrió a una fuga para hacerlos reaccionar. Por suerte, la nena apareció.

-¿Eso se da solamente entre los adolescentes?

-Lo que nos está empezando a preocupar en las últimas semanas es ver cada vez más a chicos menores de 13 años que se fugan. Hemos tenido casos de chicos de entre 8 y 9 años. Y siempre el nexo es el mismo: la falta de comunicación con los padres.