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 domingo, 17 de octubre de 2004

Ortega no pudo ocultar su fastidio

El día después del cotejo ante Arsenal entregó además del análisis del significado del punto, el indisimulable fastidio de Ariel Ortega por haber sido marginado del equipo. Más allá de que realizó un trabajo más intenso que los titulares, y que antes y después del entrenamiento se lo vio de buen humor, en algunos gestos no pudo ocultar su malestar por la situación. Cuando llegó el momento de elongar en Palermo, luego de algo más de una hora de trotes de diversa intensidad, estuvo en un costado, solo, como tomando distancia de la situación. Intercambió pocas palabras con el Tolo, cuando éste se le acercó a dialogar como para ir aflojando las tensiones que se pudieron originar en torno a este tema.

Otra muestra del fastidio la dio cuando se puso a hablar con el Mago Capria en un costado, pero siempre dándole la espalda al grupo, como señal inequívoca de bronca. Sin embargo, e independientemente de las muestras de fastidio que el Burrito no intentó disimular en ningún momento, todas las fuentes consultadas por este diario sostuvieron que no hubo ninguna discusión entre Ariel y el Tolo, que sólo se trató de la incomodidad y la incomunicación lógica generada por la decisión del entrenador.

Tal vez por eso cuando vio como venía la mano, en la semana, empezó a intuir su ausencia del primer equipo. Fue en ese momento, allá por el miércoles, cuando puso el grito en el cielo diciendo: "Si me saca a mí, me va a tener que dar explicaciones".

Algunos integrantes del plantel dicen que esto se dio así para cortar de cuajo con una situación que estaba latente y que además de funcionar como un correctivo, tuvo el tinte de un claro mensaje para todos. Para los grandes y para los chicos. Para que unos no se duerman y los otros no se resignen. Aunque está claro que cuando alguien toma una medida de este tipo, la relación siempre sufre un deterioro.

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El Burrito Ortega elonga durante la práctica.

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