| domingo, 17 de octubre de 2004 | Editorial Que la Vigil renazca Símbolo de una época perdida de la Argentina, la ejemplar institución cultural cuya sede estaba en la legendaria esquina rosarina de Alem y Gaboto fue arrasada por los personeros de la dictadura más atroz que haya conocido la República.
Corría el mes de febrero del año 1977 cuando el gobernador de facto de la provincia firmó la intervención de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil. El pretexto fueron las dificultades que tenía la entidad para abonar los premios que entregaba su tradicional rifa, pero las intenciones reales eran otras: arrasar con un proyecto en cuya base radicaba el concepto de que la educación y la cultura son un derecho de todos, opuesto a la concepción elitista que por entonces se buscaba imponer a sangre y fuego.
Muy poco quedó, tras el atropello y el saqueo alevoso, de lo que había sido la Vigil durante sus años dorados, cuando llegó a contar con seis centenas de trabajadores y a su riquísima biblioteca le había adosado una editorial con catálogo excepcional, escuelas, predio deportivo (estaba en Villa Gobernador Gálvez) y hasta un observatorio astronómico. Por esa razón resultan enormemente significativas y de alto valor las intenciones expuestas anteayer por el gobernador santafesino, Jorge Obeid, quien tras enviar un proyecto de ley para que la Legislatura provincial autorice la entrega del edificio de Alem y Gaboto -donde actualmente tiene su sede en la ciudad el Ministerio de Educación- a los representantes de la ex Biblioteca aseguró: "Quiero que antes de que termine mi gestión, en Alem y Gaboto haya un cartel que diga: Biblioteca Vigil".
Se trata, por cierto, de una restitución absolutamente necesaria, que reparará parte del daño hecho en el pasado. Puntualmente, la iniciativa sobre la cual deberán decidir ahora diputados y senadores requiere la autorización para donar el inmueble -que en la actualidad es de propiedad de la provincia- a una persona jurídica sobre la cual existen todavía controversias, en vistas del enfrentamiento entre dos sectores que integran la comisión para la recuperación de la biblioteca.
Mientras tanto, la ciudadanía rosarina -testigo y víctima del despojo- aguarda con justificada ansiedad que el proceso concluya de manera rápida y la Vigil, entonces, renazca de sus cenizas. Será, sin dudas, un gesto de la democracia ya instalada de manera definitiva entre nosotros para recuperar un icono de un país más solidario. enviar nota por e-mail | | |