| sábado, 16 de octubre de 2004 | Al intendente Lifschitz Desde el hermano pueblo argentino nos ha llegado la noticia de la terrible matanza de perros que se está dando en estos días, con motivo del Congreso de la Lengua Española a celebrarse en ese país. Duele saber que aquellos que están llamados a velar por las leyes y por el respeto a la justicia no levanten su voz de protesta ante un acto tan inhumano como este. Lo que está sucediendo en la ciudad de Rosario es desde todo punto de vista reprochable y condenable. En este momento en mi país se acaba de firmar una ley que tipifica como delito grave (hace muchos años ya era ley pero tipificado como delito menos grave) con pena de cárcel y multas, a aquellas personas que incurran en el maltrato a los animales. Entiendo que todos los países del mundo deberían adoptar como suya una medida como esta para castigar a todos los que sin razón, pero sobre todo sin alma y sin corazón, se ensañan con criaturas indefensas. Como ciudadana del mundo levanto mi voz de protesta y espero que encuentre eco en el corazón de los que tengan en sus manos resolver este lamentable asunto. No podemos pedir paz para el mundo cuando en el patio de nuestras casas damos paso a la violencia. Ruego a Dios le ilumine y le permita, como a San Francisco de Asís, buscar a través del hermano perro la paz interior que necesitamos como seres humanos, para luego poder llevarla al mundo en que vivimos y que tanto la necesita.
Myrna Arroyo,
San Juan de Puerto Rico
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