Flaco no te vayas

A 30 años del inicio del ciclo Menotti en la selección

La llegada de César Luis Menotti al cargo de director técnico del seleccionado argentino, que tuvo como inicio el cotejo que Argentina igualó ante España 1-1 el 12 de octubre de 1974, en cancha de River, fue un punto de inflexión en la historia del fútbol argentino y no sólo por el logro del título mundial de 1978 sino porque además le dio prestigio y relevancia al hecho de vestir la casaca nacional.

En cuanto a los resultados, el seleccionado argentino hasta el arribo de Menotti había alcanzado títulos destacados como los campeonatos sudamericanos -hoy denominados Copa América- y la Copa de las Naciones jugada en Brasil en 1964, pero en los mundiales el hincha estaba acostumbrado a ver a un campeón moral con la errónea creencia que no alcanzaba el título generalmente por ser perjudicado por una mano negra (como se creyó en Inglaterra 1966).

Claro está, con Menotti se dejó de ser campeón sin corona para concretar de una vez por todas la obtención del campeonato del mundo, ese sueño hecho realidad en la inalterable imagen de Daniel Passarella alzando el trofeo en medio de un delirante marco en el estadio Monumental aquel 25 de junio de 1978.

Una conquista que a lo largo de los años quedó asociada al proceso militar que en esa época tiñó de sangre al país y que permitió que con un kilómetro de distancia convivieran el festejo por los goles de Kempes en la cancha de River con la tortura y la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Con Menotti el fútbol argentino a nivel seleccionado ganó en seriedad y se dejó de improvisar. El Flaco comenzó a abrevar en fuentes inexploradas hasta ese momento al recurrir al fútbol del interior para fortalecer al equipo sin casarse con las estrellas de los equipos de mayor convocatoria y presiones dirigenciales.

El trabajo del longilíneo entrenador rosarino le generó al futbolista argentino los deseos de jugar para el seleccionado. Ser citado dejó de ser una pérdida de tiempo y una ignominia vestir la celeste y blanca.

Menotti gestó la redacción del llamado Estatuto de selecciones nacionales, que aún hoy está en vigencia, la reconciliación del futbolista con un menospreciado sentido lúdico, la importancia de los juveniles, siendo entrenador del inolvidable campeón mundial 1979 con la Diego Maradona, Ramón Díaz y compañía.

El Flaco dirigió al equipo mayor durante 85 partidos, siendo superado sólo por Guillermo Stábile (127 encuentros) como el técnico que más cotejos estuvo al frente del seleccionado nacional.

Es cierto que el proceso de Menotti tuvo sus máculas. Dejó afuera a Maradona del Mundial de Argentina (creyó que con Norberto Alonso, Julio Villa y Daniel Valencia el puesto estaba cubierto), perdió casi siempre ante Brasil (en nueve partidos empató tres y perdió seis) y en el Mundial de España 1982, con un plantel más rico que el del 78 potenciado con Maradona, otorgó libertades que unidas a muchos futbolistas sin hambre llevaron al fracaso.

Pero el ciclo que nació en 12 de octubre de 1974 y feneció el 2 de julio de 1982, en una soleada tarde barcelonesa en el estadio Sarría, cuando Brasil venció a Argentina y lo eliminó del mundial por 3-1, será recordado por siempre.

Fueron 2.761 días bajo la conducción de Menotti, un lapso en el cual el seleccionado nacional ganó en reputación, paseó su fútbol por Europa (¿Quién no recuerda a la Argentina aplaudida por 62.000 escoceses en el Hampden Park Glasgow tras ganarle a Escocia en junio del 1979?) y dio pie a un acaramelado romance entre el hincha y su seleccionado.

Fue hace 30 años, en un sábado por la tarde ante España, allí se produjo un antes y un después en el fútbol argentino. Ese día llegó Menotti. Y nunca se fue. (Télam)

El paso del Flaco Menotti por la selección nacional fue una bisagra en el fútbol argentino.