| martes, 12 de octubre de 2004 | Una madre de la Tercera Edad Ordenando mi escritorio encontré entre los papeles estos párrafos, cuyo autor desconozco, apropiados para este mes, en el cual se festeja el Día de la Madre. "Llévame al baile hijo que aún no estoy tan vieja, quiero lucirme contigo bailando del brazo sujeta. Llévame al teatro hijo que aún no estoy tan sorda, escucharé los preludios contigo a mi lado, bien cerca. Llévame a la calle hijo, aún tengo buenas piernas a caminar sin rumbo fijo, a tu lado no me sentiré vieja. Invítame a tu casa, hijo, el domingo en la mañana a compartir tu buena mesa y a sentirme acompañada. Háblame con cariño hijo, no me retes ni te exaltes, los viejos somos como niños, que nos mimen y nos sonrían. Festeja mis ocurrencias, no critiques mis locuras, trataré de ser valiente aunque surjan amarguras. No me alejes de tu lado, ni me hables con engaños, tengo aún mi mente clara. Ven a verme a casa, hijo, ya no te pediré nada, solamente tu presencia y contemplar tu linda cara. No me dejes triste y sola ni me metas a la cama, los doctores se equivocan, la dolencia está en el alma".
Haydée Caprioglio de Levi
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