 | lunes, 11 de octubre de 2004 | Paraíso solista. El guitarrista lanza su cuarto álbum solista, "Shangri-la" Mark Knopfler: "La fama me parece hoy una cuestión genética que hace muñecas Barbie" Respuesto de un accidente de moto, el ex líder de Dire Straits admite que en su nuevo disco apuesta al rock adulto Bruno Martínez El año pasado Mark Knopfler sufrió un aparatoso accidente con su moto Honda que lo obligó a cancelar una gira internacional. El guitarrista y cantante de voz trémula aprovechó el obligado reposo para romper con su confesa fama de perezoso incorregible y componer las canciones de su cuarto álbum solista, "Shangri-La". El disco toma su nombre de un estudio clásico californiano frecuentado en los sesenta por Bob Dylan o Neil Young. "La gente sobrevalora mi técnica", confiesa este músico poco dado a sorpresas, que simboliza como pocos el acomodamiento en el oficio frente a la madurez inconformista de Tom Waits, Lou Reed o el propio Neil Young.
-¿Le quedó alguna secuela de su accidente de moto?
-No, por suerte, me siento bien al cien por cien. Choqué con una mujer de Ecuador que no me conocía de nada y además no tenía carné de conducir. La condenaron a 18 meses de prisión. Lo curioso es que el accidente acabó siendo algo positivo. Estaba ingresado con nueve huesos rotos y a los dos días ya quería volverme a casa. Lo único que tenía que hacer era estar reposando e intentar no reírme, ya que, si lo hacía, me dolía todo. Tener tanto tiempo libre me dio la oportunidad de volver a escribir tranquilamente.
-"Shangri-La" es su tercer disco en cuatro años, una producción considerable para alguien que se ha confesado reiteradamente vago.
-Sí y eso al margen de los conciertos. Probablemente, el hecho de no haber tenido nada que hacer a raíz del accidente ha sido una de las causas por las que he trabajado más. Estaba allí quieto, me puse a componer y todo comenzó a fluir.
-¿Grabó en un estudio vintage (antiguo) llamado Shangri-La? ¿Buscaba su paraíso personal?
-En cierta manera lo ha sido para mí, como lo fue en su día para gente como The Band, Bob Dylan o Neil Young, que solían dejarse caer por allí. Shangri-La es un estudio antiguo de los 60 en Malibú (California). Un lugar que, por su cercanía a Hollywood, representa para muchos el sueño americano. Su propietario lo preservó tal y como era, y me invitó a ir a grabar. La vieja California me pareció el sitio ideal; tenía mucha relación con todo lo que estaba escribiendo: temas de los sesenta, canciones sencillas con un vocabulario musical limitado, sin sintetizadores, ni percusión. Tuvimos que trabajar mucho para ponerlo al día, pero fue bueno para ambos. Yo pude trabajar y su dueño ha logrado que el estudio pueda volverse a utilizar.
-¿Cree que se ha convertido también en un músico "vintage"? ¿No le preocupa que sus seguidores le puedan considerar demasiado grande para el rock?
-Por supuesto que me he convertido en un músico antiguo, en todos los aspectos. Tanto por mis años, como por lo que hago, que se basa en las raíces de la música británica y americana. Puede que muchos me vean como un rockero adulto, pero intento mantener el espíritu joven. Persisten en mí los fetiches de mi juventud: las guitarras, las motos y un cierto elemento de irresponsabilidad
-¿Se siente conectado con algún músico actual o ve el pop de hoy como algo ajeno a usted?
-Siempre hay buenos músicos y autores, actuales pero muy conectados con las raíces blancas y negras. Aunque la gente pueda pensar que el pop se convirtió en algo prefabricado, o música chicle para niños, siempre hay gente creativa. Lo que me parece interesante es toda esa obsesión por la fama, esos programas de televisión que crean famosos de la nada.
-También le dedica a esa cuestión otra canción.
-Sí, "Back to Tupelo" habla de la época en que Elvis quería ser como James Dean y Marlon Brando y hacía todas aquellas películas terribles. De niño me sorprendía que alguien como él, que estaba musicalmente en la cima, persistiera en hacer aquellas películas... Hoy también parece que el objetivo de muchos jóvenes es convertirse en alguien famoso. Es un mito que no se ha resuelto. Al contrario, es cada vez peor. Y es algo que también se da en la música.
-¿Quiere decir que el rock perdió su espíritu de rebeldía?
-No en todos los casos. Lo que creo es que hay una confusión entre la fama y el éxito. El éxito se lo recomiendo a todo el mundo. Yo, por ejemplo, pude crear mi propio estudio de grabación, que ha sido muy costoso, gracias al éxito. Pero la fama se convierte en un subproducto del éxito. La fama hoy casi parece una cuestión genética; es como para gente linda. Si una chica lo es, su objetivo en la vida es casarse con un príncipe y vivir en un castillo. Y si eres un futbolista buen mozo, tienes que grabar un disco o también casarte con una princesa y vivir en un castillo. Es como una constante fábrica de muñecas Barbie. Un problema que parece que nadie quiere resolver. Habría que espantar todos esos pájaros de la cabeza de los jóvenes. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El músico dice que intenta rescatar al por de la "música chicle". | | |