 | lunes, 11 de octubre de 2004 | El sonido del aplauso es tentador Quería referirme a la carta del día miércoles 6 del corriente, titulada, "El futuro de los trenes", del lector Jorge Nogueira, con el que coincido totalmente. Ahora, la demagogia agrega los ferrocarriles para complacer a los vociferantes del palco. Más gasto inútil del gobierno, que pareciera manejarse con nostalgias con el dinero de los contribuyentes que tanto cuesta ganar. Aparte de Lafsa -aerolínea con empleados sin volar-, se suma entre otros recientes emprendimientos la prestación de trenes de larga distancia, retrocediendo 50 años, con más gasto ineficiente, con un nuevo ingrediente, los privados realizarán el mantenimiento y la operación, pero el Estado se hace cargo de las inversiones, cosa que nunca ha hecho con responsabilidad cuando hace de empresario. Por un populismo digno de tradiciones arraigadas en Latinoamérica, se pusieron a funcionar hace un año con grandes dificultades de infraestructura, los trenes de pasajeros. Estos deben circular sobre las mismas vías de los de carga, pero llevando seres humanos. Para que puedan competir con el transporte automotor deberían renovarse, tener una velocidad competitiva y las vías deberían cambiarse, además de comprarse nuevo material rodante. Como nada de esto se ha hecho, arriesgar la vida de la gente parece un tema menor. El sonido del aplauso es muy tentador.
Marcela Suárez
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