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 domingo, 10 de octubre de 2004

De arco a arco
¿Te acordás, hermano?... de Osvaldo Martínez
Llegó como arquero a la 5ª de Newell's mientras atajaba en hockey sobre patines en el mismo club. Jugó un solo partido en primera y después pasó por San Lorenzo y Banfield

Javier Parenti / La Capital

"No querés atajar en la 5ª?", le preguntaron al Gallego Osvaldo Martínez después de verlo haciendo la misma actividad en el equipo de hockey sobre patines de Newell's. Y claro que se animó, "si me encantaba el fútbol y estaba todo el día en el club haciendo deportes. Además, ya jugaba en un par de equipos del barrio, como el Ovidio Lagos (de Lagos y pasaje Tiscornia) y el Carlos Pellegrini, que estaba al lado de la vía", recuerda Osvaldo Martínez.

Y el Gallego llegó a primera. Fue en 1951 pero en un momento inoportuno. Es que el dueño del arco era nada menos que Julio Elías Musimessi. Encima, también llegaba atrás de Castro y por eso tuvo que conformarse jugando en la tercera o en la primera local, "la que dirigía el Alemán Celli, quien una vez me hizo jugar dos partidos seguidos, en la cuarta especial y la local. Jugué muy bien ambos partidos, pero terminé muerto, tanto que me hicieron un gol sobre el final porque me acalambré cuando volé".

No tuvo muchas chances, pero igual se dio el gusto de atajar en un partido oficial, el 23 de septiembre ante Banfield. "Perdimos 2 a 1 y ese día compartí el equipo con Cabrera y Kasparian; Lombardo, Faina y Mazini; Otta, Montaño, Mardizza, Belén y Ortiguela".

Atajar en Newell's no le iba a resultar sencillo y por eso aceptó pasar a "San Francisco de Córdoba, en el pase por José Manuel López. Y allá tuve muy buenas actuaciones, al punto que jugué en la selección cordobesa".

Pero el fútbol grande de la AFA le tenía reservada otra oportunidad. "En el 56 fui a San Lorenzo, pero justo trajeron a un arquero (Carrillo) y sólo pude jugar tres partidos oficiales. Debuté en el clásico con Huracán, después con Vélez y por último ante River. Allá compartí muy buenos momentos con el rosarino Joffré, que jugaba de wing derecho y también con un gran goleador como Sanfilippo, entre otros", comenta mientras desfila el álbum de fotos en el que resalta una que demuestra su gusto tanguero y su amistad con "Rodolfo Lezica, el cantante de la orquesta de Héctor Varela".

Como será que tiene grandes recuerdos azulgranas que aún conserva la libreta de enrolamiento, la que usaba para votar y en la que figuraba "la dirección de la cancha de San Lorenzo, en avenida La Plata 1902".

Para los azulgranas también jugó "un amistoso ante Vasco da Gama, que ganamos 3 a 1. Realmente jugué muy bien y eso hizo que Botafogo de Brasil se interesara por mi pase, pero no se dio. Algo similar me sucedió cuando jugaba en Banfield (en el torneo de ascenso de 1957) y estuve cerca de pasar a Espanyol de Barcelona".

Pero como no hay dos sin tres, "también mientras jugaba en San Rafael, Mendoza, fuimos 15 días a jugar un triangular en Chile y me habían pedido de Unión San Felipe, pero los clubes no llegaron a un acuerdo".

La etapa en Mendoza arrancó "en Gimnasia y Esgrima, después pasé a Huracán Las Heras y terminé en Guaymallén. Allá también me convocaron para jugar en la selección mendocina", repasa Osvaldo mientras disfruta de un café.

Después del muy buen paso por los equipos mendocinos, regresó a Buenos Aires, "jugué un amistoso para All Boys y me fracturé la clavícula, justo la noche que había hablado con Pechito Della Torre para ir a Racing. Fue en un torneo amistoso en cancha de Temperley, el 28 de diciembre. Y ahí casi se terminó mi carrera", explica.

Pero la charla siguió y la memoria trajo el año 62, "cuando firmé para Barracas Central, en Primera C. Pero como no cobré un peso me fui y opté por regresar a Rosario, me puse a trabajar colocando carteles y el fútbol quedó para jugar con los amigos en el interno de Provincial durante 25 años".

Ahora, sigue recuperándose de su vuelta a la vida. "Hace poco cumplí 10 años. Es que en el 94 se me perforó una úlcera y estuve internado en Pami desde el 6 de febrero al 13 de abril. Cómo habrá sido que hasta pasó el cura por mi cama. Nadie podía entender cómo había salido. Eso sí, entré con 83 kilos y salí con 56. Por suerte ya estoy bien, aunque todavía tengo algunos problemas relacionados a esto. Igual estoy bárbaro, disfrutando de muchas cosas, como jugar a las bochas en el club de al lado de casa, Unión Argentina, y mirando fútbol por televisión.

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Osvaldo repasó su carrera hojeando su álbum de inolvidables recuerdos.

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