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 domingo, 10 de octubre de 2004

Murió Derrida, el padre de la deconstrucción
El filósofo francés tenía 74 años. Deja una obra de influencia decisiva en el pensamiento contemporáneo

Jacques Derrida, el filósofo francés célebre por su concepto de deconstrucción, murió el viernes pasado a los 74 años en un hospital de París, como consecuencia de un cáncer de páncreas.

Derrida era el último sobreviviente de los "pensadores del 68", una generación que incluyó nombres como Louis Althusser, Michel Foucault, Roland Barthes y Gilles Deleuze. Nacido el 15 de julio de 1930 en El Biar (Argelia) en una familia judía, de izquierda y "pie negro" (como se llamaba a los franceses de Argelia), Derrida entró en 1950 en la Escuela Normal Superior de Francia y fue profesor asistente en Harvard (Estados Unidos) y luego en La Sorbona (Francia).

En 1965 es nombrado profesor de filosofía en la Escuela Normal Superior donde ocupó, junto con Louis Althusser, la función de director de estudios. Más tarde, impartió clases en París y diversas universidades norteamericanas, entre ellas las de Yale y John Hopkins.

"Nunca estuve durante mucho tiempo en Estados Unidos. Sin embargo, efectivamente, la acogida de mi trabajo fue más generosa, más atenta allí, donde tuve menos censura, barreras y conflictos que en Francia", había afirmado recientemente al diario francés L'Humanité.

En 1982 estuvo encarcelado unos días en una prisión checa por apoyar a los intelectuales disidentes de la Carta 77. En esa época, se comprometió en una amplia reflexión sobre la institución filosófica y la enseñanza de esta materia, creando en 1983 el Colegio Internacional de Filosofía, que presidió hasta 1985.

Entre sus numerosos libros, que constituyen un diálogo sin concesiones con la metafísica occidental, destacan "La escritura y la diferencia", "La diseminación", "Márgenes de la filosofía", "La verdad en pintura", "Heidegger y la pregunta", "Invenciones del otro", "Del derecho en la filosofía", "Espectros de Marx", "Aporías" y "Resistencias del psicoanálisis".

Jacques Derrida propone, a partir de textos filosóficos clásicos, una "deconstrucción", es decir una crítica de los presupuestos de la palabra, una forma de deshacer desde el interior un sistema de pensamiento dominante."La «deconstrucción» consiste en tomar una idea, una institución o un valor y comprender sus mecanismos quitando el cemento que la constituye. Más allá de esta expresión, que puede intrigar o provocar miedo, es un filósofo que puede ayudar a la comprensión de esta sociedad", resumía el escritor Franz-Olivier Giesbert al recibirlo en 2002 en la televisión francesa.

La célebre universidad británica de Cambridge fue escenario de una gran polémica en 1992 cuando se anunció la intención de otorgarle un diploma Honoris Causa.Cuatro catedráticos se opusieron a entregar la distinción, que finalmente fue otorgada tras una votación dividida. Derrida se refirió luego al episodio como "un pequeño escándalo inglés".

Involucrado políticamente, Derrida se declaró a favor de una Europa más fuerte, alineada contra la globalización. Para eso los políticos debían "cambiar los conceptos y las prácticas de la soberanía y del derecho internacional". (DPA-AFP)

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Jacques Derrida, en 1997.

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