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 sábado, 09 de octubre de 2004

Desventura en zona sur
La peor puntería al ofrecer un aparato médico robado
Vale 5 mil dólares y se lo hurtaron a un cardiólogo. Uno de los cacos consiguió comprador: era un comisario

Tres muchachos, dos de ellos con un abultado prontuario de delitos, fueron sorprendidos por la policía cuando ofrecían desde el interior de un automóvil un costoso aparato de reanimación cardíaca, que había sido robado del interior de una ambulancia de una empresa de urgencias médicas el sábado pasado. Se trata de un cardiodesfibrilador, un aparato que detecta y permite el tratamiento de las alteraciones de los ritmos cardíacos, valuado en unos cinco mil dólares y que tiene unas dimensiones de 60 por 60 centímetros, al que los jóvenes llegaron a ofrecérselo a un comisario de civil que les tendió una trampa.

El robo se produjo el 2 de octubre. El cardiólogo Néstor Vicentín, que trabaja para la empresa Urgencias 4351111, denunció ante la policía que aquel día, en horas de la noche, había acudido por una atención domiciliaria a una vivienda de Anchorena al 1700, en la zona sur de la ciudad. El médico dejó asentado que tras concluir su tarea dentro de la casa se dirigió a la ambulancia de la empresa y constató que el cristal de una de las puertas había sido destrozado.

Vicentín no tardó en comprobar que alguien se había apoderado de un cardiodesfibrilador, un aparato que sirve para realizar maniobras de reanimación del corazón cuando se produce un paro mediante impulsos eléctricos, que se conecta a un monitor suele ser usados en ámbitos como salas de terapia intensiva, quirófanos, unidades coronarias o móviles. Fuentes policiales estimaron que su valor llega a los 5 mil dólares. La denuncia quedó asentada en la seccional 21ª.


Venta ambulante
Voceros de esa repartición indicaron que no hubo novedades sobre el asunto hasta el jueves a la tarde. "Nos llamaron por teléfono para avisarnos que alguien ofrecía ese aparato en plena vía pública en la zona de Arijón y San Martín", comentó una fuente. El propio titular de la seccional, Francisco Romiti, vestido de civil, se hizo pasar por una persona interesada en adquirir el instrumental médico.

Así logró dar con un muchacho que lo ofrecía. "Para comprarlo necesito verlo. Mostrámelo", le pidió el policía al joven en su papel de interesado. Así fue que el oficial fue llevado hasta un Renault 18 estacionado en Arijón y San Martín, en cuyo interior había otro adolescente que tenía el cardiodesfibrilador sobre la falda. La atmósfera de negocios se interrumpió inmediatamente, cuando el comisario se dio a conocer. Todos quedaron detenidos acusados de robo. Los imputados tienen 23, 18 y 17 años. Los más chicos son hermanos.

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