| ¿Qué hay en el futuro argentino? Todo bárbaro. En Atenas, por fin, se rompió la Maldición del Oro. Se logró, en cantidad de medallas, la mejor performance en casi seis décadas pero los Juegos Olímpicos dejan algunos interrogantes para temer por el futuro de la alta competencia amateur.
Vale recordar que las medallas de oro llegaron de la mano de dos equipos súper-profesionales (el fútbol, cuyo plantel vale más de 160 millones de dólares) y el básquet (con integrantes que tienen importantísismos contratos en la poderosa NBA estadounidense y el básquetbol europeo).
Dos de las cuatro preseas de bronce llegaron con el tenis y con Las Leonas, todas profesionales. ¿Las amateurs? La de Gergina Bardach y, en parte, la de Espínola-Lange, quienes formaron su propio grupo de trabajo donde incluyeron una persona encargada de "venderlos".
Después pasó poco. El cuarto lugar de Santiago Fernández en remo (la gira preparatoria se la pagó la Federación Internacional y un amigo), Alejandro García (tuvo innumerables problemas para entrenar en el Cenard y en Atenas utilizó una garrocha de hombre) clasificando para una final de atletismo después de 50 años, los diplomas del judo, y la final de Javier Correa (tras correr los 500 metros dijo que era todo un "despelote" en la organización deportiva).
Preocupa el primer mensaje del Secretario de Deportes, Claudio Morresi, quien señaló que su prioridad en la gestión será el deporte "social". Seguramente los deportistas amateurs habrán hecho una mueca de disgusto al escuchar o leer las declaraciones de un secretario que, al parecer, teñirá de política su gestión.
Sin dudas, desde que la política es política, cuando se habla de deporte social se habla de hacer política. Y si la gestión de Morresi pasará por lo "social", la alta competencia verá más acotado su ya poco apoyo gubernamental.
Hay algo muy simple que debe recordar la Secretaría (¿hasta donde peleará Morresi por más presupuesto para el deporte sabiendo cómo llegó al cargo?): se puede apoyar a los deportistas de elite con un Cenard que tenga en condiciones la pista de atletismo, pintada correctamente las canchas de tenis, que la superficie sintética de la cancha de hockey no se despegue, que las redes del voley estén en condiciones, que las colchonetas no estén rotas, que el hotel tenga luz y agua caliente y donde nadie esté en peligro de electrocutarse. Hay muchos "que" posibles, fuera de las becas que pueda ganarse cada uno.
Si se quiere con una coordinación o supervisión de la secretaría de Deportes, pero que el deporte "social" (lease político) quede para el Ministerio de Desarrollo Social y que los fondos salgan de esa cartera y no de Deportes.
Es cierto que a partir de estos Juegos, la Secretaría deberá reordenar la cuestión de las becas y los deportes más beneficiados. Habrá que hacer una restructuración seria y a conciencia de cada especialidad y cada deportista en particular para poder crecer.
También hay que hablar del nunca bien ponderado Comité Olímpico Argentino que sacó de paseo a todos sus "distinguidos" dirigentes y a su ineficiente jefe de prensa, quien nunca informó nada a los medios que quedaron en Buenos Aires, pero que se dio el lujo de bajar de la delegación, entre unos cuantos, a Mario Mouche, el preparador físico del seleccionado argentino de basquetbol; al entrenador de Daniela Krukower; al entrenador personal de la saltadora Solange Wittevven (le impusieron a Pastoriza como coach en Atenas, quien se fue... ¡un día antes de que la atleta salte!).
Esta vez alcanzó por el aporte de los profesionales. Pero tantos errores, groserías y sinsentidos se deben arreglar rápidamente sin confundir los objetivos, si se quiere seguir dando pasos adelante. Porque ganas de trabajar y sacrificio de parte de los deportistas, sobra... (DyN) enviar nota por e-mail | | Fotos | | Los deportes amateur siguen en la columna del debe. (Foto: Reuters) | | |