Inédito interés por un curso sobre violencia familiar

La idea era capacitar en el tratamiento de los casos de violencia familiar a 50 ó 60 interesados, pero apenas abrieron la inscripción los responsables del Centro de Capacitación del Poder Judicial se vieron desbordados. En pocos días se inscribieron 650 personas, entre jueces, abogados, médicos, psicólogos y docentes. Hasta tuvieron que cambiar de escenario: del salón de actos de la Corte Suprema de Justicia se mudaron al teatro Mateo Booz, que el viernes -en la apertura- estuvo abarrotado. Para quienes idearon este Curso de Capacitación en Violencia Familiar, es un dato inequívoco sobre el interés de los operadores judiciales en un problema que está adquiriendo ribetes dramáticos.

"La violencia familiar existió siempre, pero ahora la sociedad ya no la esconde y lleva sus conflictos a los tribunales. Por eso cada vez hay más causas y quienes deben hacerse cargo de ellas tienen necesidad de adquirir conocimiento para conseguir su propósito, que es solucionar esos conflictos", razona el presidente de la Corte, Roberto Falistocco. Para el máximo responsable del primer tribunal provincial, es una de las razones que explican el inusitado interés que despertó el curso.

Las estadísticas lo avalan. En los últimos años, los tribunales de familia de la ciudad recibieron cada vez más denuncias sobre episodios de violencia familiar. En 2000, por ejemplo, ingresaron 526. Al año siguiente la cifra subió a 764 y en 2002, a 921. En 2003 se registraron 1.340 y en lo que va del año ya suman 855. La proyección estimada para el 2004 es de 1.500 casos. Las causas se tramitan en los juzgados de familia, en el marco de una ley provincial que apunta a resolver el conflicto y, si es posible, restaurar el vínculo entre los protagonistas de los episodios de violencia.

"No es sólo que ahora hay más violencia en el seno de la familia. La gente se anima a denunciarlo y la sociedad parece dispuesta a afrontar el problema", teoriza Falistocco.

Ese diagnóstico movilizó al Centro de Capacitación Judicial, que dirige el camarista Mario Chaumet, a organizar el curso. Pero lo que nunca imaginaron Chaumet ni sus colaboradores es que la demanda de interesados los desbordaría. "Es evidente que todas las disciplinas tienen avidez por capacitarse en esta problemática y eso aumenta nuestro desafío", explica.

El curso tiene una particularidad: no es dictado sólo por juristas ni se destina exclusivamente a ellos. "Por el contrario, es interdisciplinario y apunta a compartir las experiencias de todos los que participamos en el tratamiento de este complejo problema", cuenta Graciela Carciente, directora académica del evento y jueza de familia de Rosario.

Carciente añade que el gran desafío consiste en formar una red de operadores para intervenir "rápida y eficazmente" ante cada denuncia de un caso de violencia familiar.