| lunes, 30 de agosto de 2004 | Actitud loable En ocasión de una reciente visita a la ciudad de Rosario y en oportunidad de utilizar para mi regreso a Buenos Aires un servicio de taxi a la Terminal de Omnibus, comentaba al conductor del coche, Miguel A. Ferreyra, el lamentable olvido de unos anteojos de lectura en el restaurante “La Aduana”. Inmediatamente Ferreyra se ofreció a intentar rescatarlos y hacérmelo llegar a nuestro domicilio en Buenos Aires. No hicimos más que llegar a nuestra casa en Buenos Aires y un llamado telefónico del señor Ferreyra desde Rosario nos hizo saber que ya tenía en su poder los anteojos y que se disponía a remitirlos por correo a mi domicilio. En 48 horas recibimos la encomienda. Agradecimos tan apreciable hecho. El gesto y la actitud tan loable demostrada por el señor Ferreyra, con su don de gente y de servidor público, honra su profesión y hace pensar que no todo está perdido en nuestro bendito país.
Tomás Ramini
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