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    sábado, 28 de agosto de 2004 edición matutina  
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El básquet no quiso ser menos y también gritó oro

El seleccionado argentino de básquet hizo historia grande al vencer claramente a Italia por 84-69, conquistar el título de los Juegos Olímpicos y quedarse con la segunda medalla dorada para el deporte nacional.

El triunfo además le dio a Argentina la clasificación directa para el Campeonato Mundial del 2006, en Japón.

Fue una victoria épica, con un juego espectacular y un final a toda orquesta ante un equipo italiano que terminó entregado y restando un minuto todo estaba definido.

Fue un triunfo que se cimentó en una gran defensa, en jugar con paciencia y concentración, peleando cada pelota como si fuera la última y con jugadores que rayaron a gran altura, como el Emanuel Ginóbili, quien condujo psicológica y basquetbolísticamente al equipo y un Luis Scola monumental, que ganó debajo de los tableros y fue en definitiva el mejor jugador del torneo.

Se caería en la injusticia si no rescatara lo que aportó el resto del equipo, ya que cada uno cumplió su rol y contribuyó para el brillante éxito.

Ginóbili consiguió 16 puntos, 6 asistencias y 6 rebotes, aunque el goleador fue Scola (25 puntos y 11 rebotes), para algunos la gran figura del campeonato. También ayudaron los 17 puntos de Montecchia.

Por el lado del subcampeón olímpico, Soragna y Pozzecco obtuvieron 12 puntos cada uno. Italia consiguió 22 de 58 puntos de campo (38%), mientras Argentina se llevó 29 de 56 (56%).

Italia fue un duro rival, cuando estuvo acertado en los lanzamientos en los triples, pero se obnubiló en los últimos diez minutos y fue literalmente "barrido" por Argentina.

También fue grandísimo lo de Alejandro Montecchia, quien jugó un último cuarto espectacular, al anotar un triple decisivo cuando los italianos se acercaban.

El equipo concretó su mejor sueño, al colgarse del pecho la medalla dorada, y demostró en la final -como lo hizo ante Grecia en cuartos de final y frente al Dream Team en semifinales- su extraordinario andar en este torneo, que le dio el triunfo al mejor grupo, no sólo por lo que exhibió dentro del rectángulo de juego sino también fuera de el.

Argentina tuvo la virtud de no desesperarse, de no perder la calma cuando las cosas no le salieron bien en el tercer cuarto y se vino Italia, con el simple argumento de los triples.

Después de 54 años, el básquetbol argentino es el mejor. Los pioneros fueron los Ricardo González, Oscar Furlong y companía, y ahora los Ginóbili, Nocioni, Scola y Oberto, que tomaron la posta y también están en lo más alto.

Desde el mismo comienzo del juego se pudo observar que Argentina era un equipo sólido, con un gran carácter, disciplina y personalidad.

Con la aceitada conducción de Juan Sánchez y el goleo de Manu, sacó algunas diferencias (7-2), pero Italia se recuperó porque encontró la eficacia en los lanzamientos triples de Gianmarco Basile y se acercó.

Sin embargo, el equipo albiceleste era más y lo terminó de ratificar con el gran final del cuarto de Ginóbili, para marcar una diferencia de siete tantos (23-16).

El arranque del segundo tiempo fue espectacular. Argentina se mostraba seguro y confiando, todo lo contrario de los italianos que perdieron el orden, se confundieron y eso fue muy bien aprovechado para que con los inspirados Ginóbili y Scola, se tomara una ventaja de 34-22, a falta de 6m 50s.

No obstante, con Ginobili y Scola en el banco, Argentina perdió ese juego aceitado y sólido. Sobrevino el lógico bajón. Italia mantuvo el único argumento de toda la noche: los tiros de tres y el revulsivo que le dio el base Rombadloni, quien aportó cinco tantos para colocarse a dos (43-41), al concluir el segundo parcial.

Al inicio del tercer segmento, Italia, con la puntería en los triples (concluyó con un pesimo 11 de 31), logró pasar al frente: 54-51, con un lanzamiento desde lejos de Maximo Bulleri.

Pese a estar debajo en el marcador, Argentina no perdió la calma, siguió apostando al juego interior y con un Scola inconmensurable, recuperó su nivel y se fue al último descanso por 6 arriba (60-54).

Quedaban diez minutos para la gloria o para el infierno. Argentina estaba cerca de consumar la gran victoria y conquistar su primera medalla dorada en los Juegos Olímpicos.

El rendimiento del equipo dirigido por Rubén Magnano fue perfecto, no tuvo fisuras, con un Monteccbia, que anotó diez puntos y un triple fundamental cuando se puso a un doble (61-59).

Esa conversión fue la que abrió la llave para que el equipo se agigantara. Ginóbili, desminuido por el golpe sufrido en su rodilla derecha al final del segundo cuarto, se dedicó a hacer circular el balón. Scola fue tremendo en los tableros y 'Colo' Wolkowyski tuvo su mejor partido peleando con los 'gigantes' italianos. Además se sintió el apoyo desde el banco de todo el grupo.

Argentina terminó a toda orquesta, con una 'volcada' de Luis Scola en la cara de un italiano. Repitió así la que le colocó anoche al Dream Team para cerrar el partido, con una aplastante victoria y la medalla dorada, tan anhelada y ansiada por estos talentosos jugadores.

Argentina subió a lo más alto del podio, el recuerdo de la amarga noche de Indianpolis 2002 ya quedó atrás. Este grupo tuvo su revancha y hoy festeja algo que para muchos era impesado: el título olímpico.


Sintesis
Argentina (84): Juan Ignacio Sánchez 3, Ginóbili 16, Nocioni 7, Scola 25 y Wolkowyski 13 (FI); Montecchia 17, Gabriel Fernández 1, Sconochini 2 y Delfino 0. DT: Rubén Magnano.

Italia (69): Bulleri 5, Basile 9, Galanda 7, Soragna 12 y Marconato 6 (FI); Radulovic 0, Pozzecco 12, Righetti 3, Rombaldoni 10, Chiacig 3 y Garri 2. DT: Carlo Recalcati.

Parciales: Argentina 23-16, 43-41, 60-54 y 84-69.

Arbitros: Lazaro Voreadis (Grecia) y Renato Santos (Brasil).

Estadio: Olympic Indoor Hall, de Atenas. (Télam)

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Ginóbili y Pepe Sánchez se funden en un abrazo.
(Foto: Reuters)

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