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 viernes, 20 de agosto de 2004

El premier Sharon sufre una nueva derrota a manos del ala dura de su partido
El Likud rechaza una coalición con los laboristas y el repliegue militar de Gaza
La convocatoria a comicios anticipados en Israel parece la opción más plausible tras el fracaso de las negociaciones

Ofira Koopmans

Tel Aviv. - La celebración de unas elecciones anticipadas en Israel se convertía ayer en una opción cada vez más plausible, después de que el primer ministro, Ariel Sharon, sufriera un nuevo revés en sus esfuerzos por impulsar su plan de retirada de la Franja de Gaza. Una vez más, el propio partido de Sharon, el Likud, se negó a seguir a su líder al votar en contra de incluir al opositor Partido Laborista -que apoya decididamente la retirada de Gaza- en la débil coalición de gobierno.

La propuesta de rechazo del "halcón" Uzi Landau fue aprobada con 843 votos a favor frente a 612 en contra durante la convención que el partido derechista celebró en la noche del miércoles en Tel Aviv. Los delegados del Likud también rechazaron por un puñado de votos una contrapropuesta presentada por Sharon y que buscaba la aprobación para continuar las negociaciones para formar una coalición con "un partido sionista".

Es la segunda derrota que sufre el premier a manos de su propio partido en menos de cuatro meses. El 2 de mayo, el 60% de los miembros del Likud votaron en un referendo interno en contra del plan de Sharon de retirarse de la Franja de Gaza.


Ministro sin partido
La humillante derrota del miércoles ha convertido a Sharon en un "primer ministro sin partido", coincidían ayer los analistas israelíes. "Este es un caso de un partido en el gobierno que está expulsando a su líder elegido, el primer ministro del Estado de Israel", dijo el comentarista Ben Caspit en el diario Maariv.

Sharon simplemente ignoró la derrota del referendo del 2 de mayo, argumentando que su resultado no era legalmente vinculante y que el pequeño número de miembros del Likud que participaron en la consulta no representaba la voluntad de la mayoría, tanto entre los votantes del partido como en toda la sociedad israelí.

Consejeros de Sharon indicaron ayer que el primer ministro pretende hacer lo mismo con el resultado de la convención del Likud. Así, señalaron, continuará sus esfuerzos por formar un gobierno de unidad nacional con los laboristas, aunque quizás no de manera inmediata. En un discurso ante la acalorada convención del miércoles, Sharon criticó a sus rivales en el partido, a quienes calificó de "oposición rebelde, extremista e irresponsable". El premier israelí habló frente a un trasfondo de gritos, unos aclamándolo con frases como "El Likud está con Sharon" y otros abucheándolo y gritando "Sí al Likud, no a los laboristas".


Al borde del abismo
Pero los comentaristas israelíes se preguntan ahora cuánto tiempo más podrá seguir Sharon ignorando a su propio partido y si el Likud avanza hacia una desintegración, más de 30 años después de que el propio Sharon desempeñara un papel clave en su fundación. El propio Sharon advirtió en su discurso de que el comportamiento de sus oponentes lleva al Likud "al borde de un abismo y de la división".

Sharon tiene tres opciones:

u Podría ignorar el resultado del congreso, tal como hizo con el referendo del Likud.

u También podría acatarlo, detener los contactos con los laboristas y negociar exclusivamente con los partidos ultraortodoxos. Sin embargo, esta opción podría ser interpretada como una primera concesión a sus oponentes y una renuncia a su plan para Gaza.

u También podría convocar elecciones anticipadas, bien como el todavía jefe del Likud -confiando en que al contrario que los delegados del Likud y miembros con carnet del partido, la mayoría de los votantes de la agrupación lo apoyan- o bien como el líder de una escisión del Likud.


Sharon ha dicho en el pasado que está convencido de que la mayoría del casi un millón de israelíes que votaron por el Likud en los últimos comicios apoya su plan de retirada de la Franja de Gaza, al contrario de lo que demostró ser el caso de los menos de 200.000 miembros registrados del Likud y los menos de 3.000 delegados participantes en la convención del miércoles.
La primera opción -continuar las negociaciones de coalición sólo con los partidos ultraortodoxos- genera dudas sobre la retirada de Gaza, dado que no está claro si con una coalición de este tipo el premier logrará imponer su plan en el gabinete.

La segunda opción significa una mejor oportunidad para Sharon de continuar con la retirada, porque con los laboristas de su lado, el primer ministro está convencido de que tendrá una buena ocasión para lograr la aprobación del gabinete para evacuar los asentamientos cuando acabe la fase preparatoria de la retirada, en marzo de 2005.

La tercera opción, la de las elecciones anticipadas, podría suponer que Sharon es reelegido con un nuevo y más fuerte mandato para actuar en Gaza o también la derrota tanto personal como de su plan.

Las próximas elecciones en Israel deberían celebrarse en noviembre de 2006, pero al menos un importante protagonista de la política del país, el Partido Laborista, decidió ayer prepararse para la posibilidad de que la actual situación no se sostenga durante dos años y medio más y se hagan necesarios unos nuevos comicios. Es más, el líder opositor Shimon Peres pidió ayer que se lleven a cabo comicios adelantados, eliminando virtualmente toda posibilidad de nuevas conversaciones para formar parte del gobierno. (DPA)

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Sharon criticó a los rivales de su partido a quienes calificó de oposición irresponsable.

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