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 viernes, 20 de agosto de 2004

Fuera de foco
Mario Vidoletti: "Recreamos la rosarinidad"
Dijo que "Fontanarrosa a gusto e piaccere" muestra estereotipos

-¿Cómo es el espectáculo?

-El público elige los cuentos que se van a representar de dos menúes que tienen tres cuentos cada uno. Es como si fueran dos espectáculos. Alguien que viene por segunda vez, por ejemplo, puede arengar a que se vote el cuento que aún no vio. En definitiva, no se elige el cuento sino el menú.

-¿Es otro "Fontanarrosa a la carta"?

-De aquel que hacían Raúl Calandra y Roberto Agüero sólo se conservó el cuento "El ñoqui". Esta producción es más ambiciosa, tiene una escenografía muy original. Digamos que este espectáculo no se puede trasladar tan fácilmente como cualquier espectáculo de bar. Se puede hacer, pero sólo en un espacio que tenga determinadas características técnicas.

-¿Cuáles son los cuentos?

-El menú número uno incluye "Qué lástima Catamarancio", "La educación de los hijos" y "Después de las 4", y el número dos, "El sordo", "Toda la verdad" y "El ñoqui".

-¿Qué singularidades le encontrás en la obra de Fontanarrosa?

-En principio es un autor rosarino que interpreté cuando tenía 17 o 18 años. En aquel momento hice a Mendieta, de "Inodoro Pereyra", y con la dirección de Eugenio Filipelli. Ya en aquel momento me quedé enganchado con sus cuentos. A partir de "Fontanarrosa a la carta" me hice muy amigo de Roberto Agüero. Me gustó cómo trabajaba y cuando estaba terminando el espectáculo le propuse hacer otros cuentos, pero con una puesta en escena más ambiciosa.

-¿Con qué criterio elegiste los cuentos?

-Leí casi toda la producción de Fontanarrosa. Algunos son insuperables, como "Catamarancio" o "La educación de los hijos". El resto los elegí porque me permitían el juego en escena y con el público, o también por los temas que tratan. Son temas atemporales y juegan con la idiosincracia de los rosarinos o del argentino medio. Algunos están situados en El Cairo y hay una especie de homenaje a esa época. La idea es poder jugar desde el presente con eso, de recrear la idiosincrasia rosarina, la rosarinidad.

-¿Cuáles son los rasgos fundamentales de esa idiosincrasia?

-Son rasgos que de alguna manera reflejan a personas de clase media, de una edad entre 30 y 40 o un poco más. No es la gente que va a las discos, sino aquella que se sienta a la mesa de un café para charlar. "La mesa de los galanes", por ejemplo, es gente que habla de todos los temas. En una época les decían los revolucionarios de café. En esa habladuría hay mucho de Fontanarrosa, de esas mesas de El Cairo, que aparece en otros cuentos y que sale de estar sentados a la mesa de un bar.

-¿Qué hace que los cuentos de Fontanarrosa se pongan en escena?

-Fontanarrosa construye situaciones dramáticas muy interesantes que transcurren en lugares posibles. Por ahí no son tan teatrales los remates, pero no por eso dejan de ser efectivos.

"Fontanarrosa a gusto e piaccere", va hoy, a las 22, en La Subsede, Entre Ríos y San Lorenzo.

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Vidoletti y Roberto Agüero interpretan nuevos cuentos de Roberto Fontanarrosa.

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